Sin padrino se retrasan las obras en Cercopamba, nororiente de Quito
Vías en buen estado y sistema de alcantarillado son utopías de la ruralidad. En Guayllabamba las obras llegan si se tiene palanca, dicen los moradores
El que no tiene padrino no se bautiza, dice el antiguo adagio popular. Y esto se aplica en algunos barrios de la parroquia rural de Guayllabamba, al nororiente de Quito.
Acá, las obras básicas como alcantarillado, agua potable y vías de primer orden no llegan, y ni lo harán, dicen sus habitantes, quienes aseveran que han realizado los pedidos a las autoridades municipales por más de 15 años y la respuesta siempre ha sido la misma: evasión.
Pero, ¿a qué se debe este ausentismo? Jorge Arcos, antiguo habitante de Cercopamba, asegura que esto sucede porque no tienen influencias en el Cabildo ni en la Junta Parroquial. Y también porque ya no son votantes activos, por ser jubilados en su mayoría. “Así nos dijo el presidente de la parroquia, que ya no representamos votos seguros. Por eso ni siquiera nos dan oídos y el alcalde jamás ha pisado estas tierras”.
Édgar Basantes, otro habitante, menciona que si cuentan con agua potable y luz eléctrica es gracias a la autogestión que han realizado entre todos los moradores, situación que no se replica en otros espacios, pero ante la falta de alcantarillado la solución más viable fue la construcción de pozos sépticos.
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Leer másPero el malestar ciudadano va más allá, y muchos se sorprenden de cómo las autoridades son “tan lentas y sordas” para atender sus necesidades, pero sí son ágiles para intervenir en barrios aledaños, en donde el compadrazgo queda al descubierto.
“En Chaquibamba hicieron el alcantarillado porque vive la familia de la exconcejala Luisa Maldonado. En la cooperativa de la Policía Nacional tienen todo, y no conformes los consienten cambiándoles un tramo del camino empedrado que tenían por uno de asfalto. Esto porque un general intervino. Y para rematar, en Cachuco Alto, el presidente de la junta parroquial acabó de asfaltar el camino que conduce a su casa. Y como nosotros no tenemos palancas no podemos vivir dignamente”, denunció Basantes.
EXPRESO realizó un recorrido por la zona constatando lo que manifestaron los moradores.
Incluso, un habitante del barrio, donde reside el presidente de la parroquia, Raúl Gordón, corroboró que el camino fue realizado por él, pero que la obra solo avanzó hasta la esquina de su casa, mientras que el tramo contiguo sigue siendo de tierra.
En la urbanización de la Policía se invirtió 73.178 dólares para cambiar casi 300 metros de camino empedrado por asfalto, beneficiando el frente de casi ocho familias.
Gordón dijo al respecto que esta obra se realizó por pedido de los habitantes, quienes mencionaron que deseaban mejorar sus condiciones viales, pese a que ya contaban con un camino en buen estado.
Santiago Guarderas, alcalde de Quito, se pronunció para señalar que los GAD cuentan con 330 mil dólares “para atender las necesidades viales que jamás se han hecho”, mientras que sobre el problema de alcantarillado se comprometió a dar una solución antes de finalizar su período.
Para los que tienen influencias sí hay obras y mejoras, pero para nosotros que llevamos años lidiando con esto solo hay pretextos, evasivas y condiciones.
Pero desde la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), el subgerente de construcción, Galo Rivadeneira, indicó que pese a que ya cuentan con diseños en Cercopamba para construir el alcantarillado, aún no intervendrán porque “la densidad poblacional no lo justifica, pero con el tiempo crecerá”, y podrán ingresar, es decir, “el próximo año o el siguiente”, dijo.
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Leer másMientras tanto, los habitantes de esta parroquia continuarán sorteando sus necesidades. “La única esperanza que nos queda es la de morirnos sin ver ninguna de estas obras. Ojalá no sea así”, finalizó Arcos.