Quito

Robótica
Categoría VEX 123. Los niños de entre cinco y siete años compitieron el jueves. Debían programar sus robots en vivo, frente al público y a sus padres.Foto: Franklin Jácome

Pequeños demuestran sus conocimientos de robótica

Por sexta ocasión se realiza en Quito VEX Robotics.  En el concurso, chicos de entre 5 y 16 años demuestran lo que aprendieron sobre programación.

Cada vez es más común que niños, que apenas saben hablar, ya sepan el funcionamiento básico de celulares, tablets y otros equipos. Ellos crecen conforme la tecnología avanza y, a veces, a su corta edad están listos para enseñar a sus abuelos algunos trucos de este tipo de equipos.

Los niños aprenden jugando. Pero luego, en las aulas, sus opciones aumentan. En Ecuador existe, desde hace ocho años, una iniciativa enfocada en que los chicos dejen de lado su papel de usuarios de equipos tecnológicos para convertirse en inventores. Se trata de Robotic Minds, una escuela de este tipo de tecnología que actualmente cuenta con unos 500 alumnos.

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Desde el jueves pasado, en Quito, los niños y adolescentes ponen a prueba sus conocimientos sobre programación en el Museo Interactivo de Ciencias (MIC), en el sector de Chimbacalle, sur de la ciudad. Allí se realiza el sexto Torneo Nacional de Robótica VEX Robotics, organizado por Robotics Minds y que termina este sábado.

En la competencia participan 132 equipos, en los que están 700 chicos. Los retos que enfrentan difieren entre las tres categorías, según su edad: VEX 123, de cinco a seis años; VEX Go, de siete a 11 años y VEX IQ, de 10 a 16 años.

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David Astudillo es director del concurso y representante de VEX Robotics para el Ecuador. Cuenta que al inicio eran 12 equipos y 30 participantes, pero cada año la lista ha crecido, pues cada vez más chicos aprenden de robótica en diversas instituciones educativas.

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Concentración. Los pequeños observaban detenidamente sus robots, las pistas y sus tablets para concursar en la sexta edición del certamen.Foto: Franklin Jácome

Uno de los colegios donde se ha implementado la robótica dentro de las clases es el Martim Cererê, de Quito. Nora Ordóñez es docente de Computación y está a cargo de dos de los grupos participantes en la categoría VEX 123. 

Para ella es emocionante llevar a sus alumnos de entre seis y siete años a este concurso, luego de enseñarles conocimientos básicos de programación. Estos les permiten presentar a sus pequeños robots en tres misiones. 

Es docente desde hace 16 años y pasó de enseñar inglés a computación y robótica. Ordóñez dice que esta tarea requiere de paciencia, porque eventualmente se presentan contratiempos y parte de su labor es ayudar a los chicos a superarlos. Lo más complejo para la maestra es reconocer las diferentes capacidades de cada niño y evaluar su afinidad con la materia, para que los alumnos aprendan a su ritmo. 

Todo vale la pena cuando ve a los pequeños engancharse con el complejo mundo de la programación. Bianca, de ocho años, estaba muy emocionada por participar en su categoría VEX Go. Para ella es divertido armar robots y jugar con la tecnología, con la idea de sobresalir en la competencia. 

Explica su misión: “se trata de que hubo un desastre y con nuestro robot tenemos que levantar las palmeras, recoger las medicinas y reparar las casas”. Para ella es emocionante poner a prueba el trabajo que desde hace dos meses realiza con uno de sus compañeros.

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El apoyo. Los padres y otros familiares de los estudiantes acuden al MIC para apoyar a los equipos que participan. Las barras llevan pitos, tambores y otros implementos.Foto: Franklin Jácome

Sus padres, Sandra Becerra y Byron Sandoval, la acompañaron al concurso y junto con otros familiares alentaban a los chicos durante su participación. A la madre le gusta que tanto Bianca como su hija menor, Danna, tengan la posibilidad de aprender cosas nuevas e interesantes que les serán útiles para la vida futura. Para el padre, hay otro aprendizaje más allá de la tecnología y es lidiar con las emociones. 

Las pequeñas a veces pasan de la alegría, por aprender algo novedoso, a la frustración o la tristeza cuando no logran aquello que esperaban. Esta experiencia las pone a prueba y de todo sacan lecciones. 

El jueves, en la competencia de los programadores más pequeños, había alegría y expectativa. Ellos trabajaban bajo presión, pues la tarea era programar sus robots en vivo, frente a sus padres y la audiencia. “Es crítico porque su tarea se debe resolver en 20 minutos. Es una demostración de habilidades de los chicos”, dice Astudillo.

Aunque algunos niños se enojaban por no conseguir lo planeado, otros lo tomaban con calma e intentaban de nuevo, sin rendirse. La mayoría disfrutaba de participar y, claro, mucho más de ganar. 

VEX IQ, en cambio, es una categoría radio controlada, con una versión autónoma y un proyecto de investigación. Este año, la temática fue ciudades inteligentes. Se inscribieron 42 grupos y 11 quedaron finalistas. Los seleccionados presentarán la maqueta de la ciudad donde viven.

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