Quito: los perros ‘guardianes’ sin dueño alarman a Atucucho
Según los moradores del sector, la pandemia agravó la situación en la zona. La problemática de los canes habría afectado la seguridad.
Ya es costumbre ver a perros caminando en manadas por las calles de Atucucho, en el norte de Quito. Estos, según los dirigentes de aquel barrio, suman unos 12.000.
Luis Khipo, presidente del sector, cuenta que la pandemia ha agravado el problema en esta zona, en la que viven alrededor de 25.000 personas. Decenas de familias se quedaron sin recursos y abandonaron a sus mascotas. “Algunos simplemente no les volvieron a abrir las puertas de sus casas”.
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Leer másPero esta problemática tiene, según los moradores, otras aristas, entre ellas la inseguridad. “Algunos tienen mascotas para que ahuyenten a los ladrones”, manifiesta Rosa Guerrero, una de las habitantes.
Los robos a viviendas también son ‘pan de cada día’, porque los vecinos deben salir a trabajar. Ellos dejan, por lo general, el cuidado de los inmuebles a sus perros. “No tenemos recursos para poner alarmas comunitarias. Este es un barrio popular”, agrega.
La pobreza es otra de las causas para el aumento acelerado de canes en el sector. Khipo comenta que “una esterilización cuesta unos 20 dólares”.
En su mayoría, las familias no tienen ese dinero para evitar que se sigan reproduciendo. Ante esto, hace un par de semanas la Fundación Camino a Casa realizó una esterilización masiva de mascotas. Los vecinos hicieron fila desde las tres de la madrugada y se logró intervenir a unos 250 canes. No fue suficiente.
Perros y gatos perdidos, con pocas opciones de volver
Leer más“Nosotros estimamos que son unos 7.000 (perros) callejeros, pero debe haber más”, dice Cristina Calderón, representante de la entidad.
Por las noches se puede escuchar el llanto de los perritos abandonados en las calles, que representan el 40 % de la población. “El resto son mascotas que tienen casa, pero a las que dejan afuera en el día”, explica Marcelo Jácome, otro dirigente del barrio de Atucucho.
No cuentan con comida ni agua, por lo que, movidos por el hambre, rompen fundas de basura para encontrar algo. “Ellos no tienen la culpa, son sus instintos”, insiste Jácome.
Algunos residentes han optado por dejar las bolsas de desechos colgadas de las paredes, pero también hay quienes sacan los desperdicios a cualquier hora y las calles se ensucian. “Es cuestión de responsabilidad propia”, reclama Khipo.
Además, algunos canes se vuelven agresivos. La gente puede correr peligro si estos merodean el sector sin correas ni bozales.
Rosa cuenta que hace un par de meses su hijo fue mordido por uno de esos animales y cuando le hizo el reclamo a la dueña, no tuvo una respuesta favorable. “Yo quería que se haga cargo de los gastos médicos, pero eso no pasó”.
La mascota es una de las miles que se quedan fuera de casa mientras sus dueños salen a trabajar. Rosa temía además que el animal tuviera rabia, pues tampoco existe seguridad de que los perros hayan recibido todas sus vacunas.
Por ahora, se prevé llevar a cabo otra jornada de esterilización en las próximas semanas, pero enfocada en los animales que no tienen dueño. “Estamos coordinando con voluntarios para que nos ayuden a coger a los (canes) callejeros”, señala Jácome.