Plan de rutas del transporte en Quito está en negociaciones, pero con retraso
Este proyecto debía culminar el 24 de junio. Autoridades aseguran que mantienen conversaciones con el transporte público
La reorganización del sistema de transporte público de Quito, anunciada como la solución a los problemas de movilidad de la ciudad, se ha convertido en un laberinto de promesas incumplidas y desafíos sin resolver. Los quiteños siguen usando un sistema de transporte ineficiente, fragmentado y poco confiable.
El Plan de Rutas y Frecuencias, concebido como el eje central de esta transformación, acumula retrasos significativos. Cristina López, vicepresidenta de la Comisión de Movilidad del Concejo Metropolitano, expresó su preocupación por la demora en los plazos fijados. “Deberíamos estar en la tercera semana de socialización y aún no se ha empezado”. Esta situación revela una falta de planificación y compromiso por parte de las autoridades.
Un proceso con retraso
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La opacidad en la información es otro de los problemas que aquejan a este proyecto. Según López, los informes presentados a la comisión carecen de detalles concretos sobre cómo se ejecutará el plan. “No sabemos cómo se va a desarrollar la etapa de implementación”, afirmó, destacando la complejidad de temas como el sistema de recaudo y la negociación con los operadores privados.
El proceso de rutas y frecuencias permitiría que los barrios que no tienen servicio público de transporte puedan cubrir esta necesidad. Pero también cree que es importante una reorganización de los circuitos en la ciudad para mejorar el tránsito en la urbe.
La edil menciona que solicitará a la Secretaría de Movilidad que presente las actas de cumplimiento de las socializaciones, tanto con la comunidad, así como con las operadoras.
No obstante, las autoridades municipales destacan avances importantes en las negociaciones con los operadores de transporte, lo que permitiría vislumbrar una mayor integración del sistema capitalino.
Tres rutas están previstas en el plan
Álex Pérez, secretario de Movilidad, aseguró que se han establecido acuerdos preliminares para la modificación de rutas en varias zonas de la ciudad, incluyendo los valles de Cumbayá, Tumbaco, El Quinche, Conocoto, Los Chillos y el sector suroccidental de Quito.
“Con la parte suroccidental tenemos un acuerdo de trazados de rutas. Se va a empezar con la socialización en territorio y lo mismo tenemos un gran avance con la definición de rutas con la parte de Cumbayá-Pifo y El Quinche. Con eso cerraremos esta semana el acuerdo de los mapas de servicio del transporte público”, explicó.
La meta es mejorar la cobertura del transporte, especialmente en las parroquias rurales, y conectar los servicios convencionales con los sistemas troncales como el Trole, Ecovía y Metro. “La idea es crear un sistema integrado donde todas las rutas funcionen de manera coordinada”, añadió Pérez.
Para lograr esto, se han definido cuatro categorías de rutas: longitudinales, alimentadoras, interparroquiales y transversales. Estas últimas, que cruzarán la ciudad de este a oeste, son consideradas clave para completar la red de transporte.
Jorge Yánez, presidente de la Unión de Transporte Urbano de Quito, reconoció que “el proceso es largo” y que falta mucho por hacer para lograr una verdadera integración del sistema.
Menciona que Quito tiene 66 kilómetros de extensión. Para implementar las rutas transversales, primero se necesita que se determine la red vial por donde van a circular los buses de oriente a occidente y viceversa. El problema no es el número de unidades, sino la falta de organización.
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