¿Hubo fallas en la aplicación del plan contra los incendios forestales?
La normativa se revisa cada año para determinar los sitios de mayor riesgo en la capital
“Cada año revisamos el Plan de Prevención de Incendios Forestales, y cada año lo mejoramos”, asegura el capitán Freddy Oña, jefe de operaciones del Cuerpo de Bomberos de Quito.
Según datos del Cabildo, este año al plan se lo dotó con una inversión de aproximadamente $ 8 millones de dólares, la mitad de ese monto dedicado exclusivamente a la prevención.
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Leer másEntonces, con la adecuada revisión y mecanismos de inversión en funcionamiento, ¿por qué se propagaron con tanta rapidez los flagelos en Guápulo, Bellavista, el Parque Metropolitano y el cerro del Auqi?
Según Oña, en el desastre han confluido varios elementos, entre ellos la sequía que envuelve a la región, y que afecta a bosques y laderas y los fuertes viento que se han registrado durante el extenso e inusual verano. “Parte de los instrumentos de prevención es la conformación de líneas cortafuegos, que sirven para bloquear la continuidad del fuego al resto de la vegetación, sin embargo el fuego eran tan intenso, que pudo cruzar seis carriles de la avenida Simón Bolívar”, dice.
Este asegura, no obstante, que el principal aliado a los incendios forestales ha sido el ser humano, pues solo en este año cifras de la entidad demuestran que el 40,70% de los incendios inició por quemas agrícolas, mientras que el 30,18% fue provocado. Apenas el 0,35% ocurrió por causas naturales.
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“Los incendios forestales son una cuestión de corresponsabilidad entre las autoridades y la ciudadanía. Nosotros podemos tener todos los mecanismos, pero la gente no debe quemar. Apuntamos a la prevención y a la mitigación, pero es un elemento que obviamente se debe seguir fortaleciendo”, establece.
Y si bien el Cuerpo de Bomberos, junto a las secretarias municipales llevan a cabo controles en las denominadas “zonas vulnerables” de la ciudad, como parques, quebradas y laderas de difícil acceso, organizaciones ambientales afirman que esta labor debe intensificarse a futuro.
“Tenemos claro que un problema grande que tenemos es la contaminación en las quebradas que, durante época seca, solo las vuelve más vulnerables a incendios. Hay que trabajar intensamente en esas localidades y con esas poblaciones, y hay que intensificar la colocación de mecanismos de rastreo de calor”, asegura Sebastián Calama, vocero de Bosques Verdes.
María Inés Rivadeneira, gerente de política de WWF Ecuador, añadió que hay que fortalecer los presupuestos y las propuestas destinadas a combatir el cambio climático y duplicar la labor con las comunidades y vecinos en los sectores de riesgo.
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“Frente al nuevo contexto climático que estamos viviendo es vital que nos preparemos desde las comunidades en medidas tan importantes como la restauración de los bosques y ecosistemas, y la lucha en contra de la contaminación, que se ha minimizado desde lo estatal”, indicó.
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Según el Cuerpo de Bomberos, durante este año se realiza el monitoreo con tres cámaras termográficas o térmicas: una ubicada en Pifo, que cubre Tumbaco y Cumbayá; otra que está en el cerro Auqui, para la parte nororiental y noroccidental; y la última en Collaloma, en las laderas del Pichincha. Estas cámaras emiten una alerta temprana, que va al centro de monitoreo.
Además, se incorporó un sistema satelital para el manejo de imágenes.
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