Quito

Puente peatonal en mal estado en Quito
mérica. El puente, ubicado a la altura del colegio San Gabriel, en el norte de la ciudad, ya ha comenzado a ser demolido. La estructura presenta un avanzado estado de oxidación y acumula basura.Angelo Chamba

Los puentes peatonales de Quito, un peligro latente para miles de ciudadanos

40 estructuras serán derrocadas. Se implementarán cruces en superficie con accesibilidad universal para priorizar al peatón

Cruzar un puente peatonal en Quito se ha convertido en una odisea para muchos ciudadanos. La infraestructura presenta múltiples deficiencias: escalones empinados, barandas deterioradas, falta de iluminación y materiales resbaladizos son algunos de los problemas más comunes. Estas condiciones no solo generan inseguridad, sino que también dificultan el tránsito de personas con discapacidad, adultos mayores y quienes transportan objetos pesados.

La situación se agrava por el colapso de algunas estructuras en el pasado, lo que evidencia la precariedad de estos puentes y la necesidad de una intervención urgente. Moradores como Carlos Armijos han denunciado la falta de mantenimiento y las condiciones peligrosas, convirtiéndolos en un foco de preocupación para la comunidad. Por ejemplo, en el sector de la 6 de Diciembre, a la altura del colegio 24 de Mayo, en el norte de la ciudad, las gradas del puente peatonal son empinadas y se construyeron sin “un informe técnico, porque tampoco tienen barras antideslizantes”, menciona Armijos.

Un peligro constante

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Al igual que Carlos, las personas con discapacidad son afectadas por las deficiencias en los puentes peatonales. En Quito hay 29.626 personas con discapacidad física y 8.892 con discapacidad visual, quienes enfrentan dificultades para cruzar las vías debido a la falta de accesibilidad en estas estructuras.

Corina Sánchez, una joven con discapacidad, ha compartido su experiencia sobre las barreras arquitectónicas que encuentra en la ciudad. Según Sánchez, los puentes peatonales con múltiples escalones y rampas interminables dificultan su movilidad y hacen que Quito sea una ciudad poco inclusiva.

Puente peatonal de Puengasí en mal estado -Quito
Puengasí. Un peligro debido a las estructuras oxidadas, entre las gradas y el borde del puente se abre un hueco que se convierte en un obstáculo difícil de sortear.Angelo Chamba

Nuevos pasos inclusivos 

Ante esta problemática, la Secretaría de Movilidad del Municipio de Quito ha presentado un plan para transformar los puentes peatonales en espacios seguros y accesibles. 

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Karina Gallegos, directora de Movilidad Activa de la Secretaría, explica que el proyecto contempla la demolición de al menos 40 puentes en mal estado y la construcción de cruces a nivel de calle, con semáforos y señalización adecuadas. Gallegos menciona que el costo aproximado para retirar un puente y construir un cruce a nivel es de entre 30.000 a 50.000 dólares, mientras que la implementación de un puente nuevo costaría 150.000 dólares.

Por ejemplo, en el caso del puente de la Universidad Central, que fue retirado el pasado 26 de agosto, la inversión fue de 52.000 dólares porque se construirá una plataforma que se extenderá hasta la calle Ramírez Dávalos para generar pacificación vial. “Es una inversión más grande porque también se van a reubicar las casetas que están ubicadas debajo del puente”, señala Gallegos.

Otro puente que ya está en proceso de intervención es el ubicado entre la avenida América y Rumipamba. En el lugar se han colocado cintas amarillas para advertir del peligro mientras se desmontan gradualmente las estructuras. Los pasamanos de cemento también están siendo retirados poco a poco.

Estudiantes como María Augusta Sevilla mencionan que el puente no ha recibido mantenimiento durante años y que deben cruzar por la vía, a veces esquivando los autos. En otros casos, es necesario colocar iluminación; los vecinos aseguran que los puentes también se convierten en focos de delincuencia, como en el sector de San José de Monjas. Karina Córdova, quien vive en la zona desde hace más de cinco años, ha sido asaltada en dos ocasiones en el puente debido a la poca iluminación y la falta de mantenimiento, lo que obliga a los moradores a caminar más para evitar cruzar por allí.

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