Quito depura un obeso código municipal
En el instrumento normativo de la capital hay más de 4.000 artículos. Muchos de ellos se contradicen y tienen vacíos
El Código Municipal de Quito, en donde desde 2019 reposan todas las ordenanzas aprobadas por el Concejo Metropolitano y sancionadas por el alcalde, cuenta con más de 4.298 artículos.
En muchos de ellos hay anomias, es decir, ausencia o vacíos de ley y, en otros tantos, antinomias (contradicción entre dos regulaciones), e incluso errores gramaticales. Desde ese año se agrupó todas las ordenanzas en un solo cuerpo como una codificación.
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Andrés Segovia, procurador general del Municipio, señala que eso provocó que en la actualidad se registre un excesivo número de normas, lo que complica tanto a los funcionarios como a la ciudadanía.
Se prepara una nueva codificación del Código Municipal
Por ello, desde la Comisión de Codificación Legislativa se está trabajando en un proyecto de nueva codificación del Código Municipal vigente, en cumplimiento con la ordenanza 063-2023. Diego Garrido, quien preside la Comisión, explica que el objetivo es tener una estructura normativa más amigable, articulada y eficiente.
La primera fase empezó con el diseño metodológico que incluyó un esquema de trabajo, matriz de diagnóstico y capacitaciones a asesores jurídicos del Distrito Metropolitano.
Las matrices de diagnóstico se solicitó a los 21 concejales y a 63 entidades municipales, entre ellas 14 secretarías, empresas públicas metropolitanas, direcciones, administraciones, agencias y unidades.
En la actualidad ya se avanzó con el 100% del diagnóstico (segunda fase), que incluyó la recolección y sistematización de la información, la identificación y análisis de falencias normativas y la elaboración de planes piloto.
Entre las novedades que se encontró, señala Garrido, es que, por ejemplo, hay tres definiciones de espacio público, ordenanzas que se contraponen con la Constitución o existe una falta de norma o un exceso de la misma.
“Las contradicciones en las ordenanzas hacen que los procesos administrativos sean complejos o inviables. Si en un proceso sancionador se contradicen la ordenanzas, el caso se anula, lo que implica que el Municipio no sea eficiente en su trabajo”, sostiene.
Dentro del diagnóstico también se encontró una diversidad de temas que son competencia del Municipio y que no se ha normado. “Todo el proceso nos sirve para identificar lo que hemos sobrenormado, los vacíos y lo que se debe normar. Es necesario llegar a una racionalidad jurídica”, indica Segovia. Agrega que también es fundamental revisar si las ordenanzas son efectivas, coherentes y si le permiten al ciudadano cumplir con su objetivo.
Este mes arranca la tercera fase con la elaboración de una propuesta de una nueva estructura del Código y una normativa de cada libro.
Quito, ciudad que tiene cientos de ordenanzas
Dentro del plan piloto están dos libros: el de Uso y Gestión de Suelo y el de Seguridad y Riesgos. En el primero se analizaron 1.855 artículos y se identificaron 150 errores gramaticales, 94 antinomias y 65 duplicidades o ubicación inexacta. Mientras que en el segundo se revisaron 1.693 artículos en los que se encontraron 60 errores gramaticales, 15 antinomias y 31 duplicidades.
El concejal Garrido menciona que organizar el Código Municipal por libros, de acuerdo a las temáticas, facilitará el acceso a la información y de las normas.
Para el urbanista Jacobo Herdoíza, Quito es una ciudad con demasiadas ordenanzas y aquello, en lugar de solucionar los problemas, complica más los procedimientos administrativos. Y esa es justamente una de las trabas que impide el desarrollo de la capital. “Hay que reformar, simplificar la normativa, solo hay que normar lo esencial”, dice.
Libia Rivas, secretaria del Concejo, coincide en que manejar un Código con más de 4.000 ordenanzas, y que cada vez siguen aumentando, es inmanejable. Incluso recuerda en que en el actual instrumento normativo existen disposiciones anteriores a la Constitución de 2008.
“Solo la depuración nos va a permitir sacar normas inconstitucionales, que ya no tienen que ver con el régimen jurídico que tenemos desde ese año. El objetivo es dejar un instrumento que brinde más seguridad jurídica a los quiteños”, sostiene.
Asegura que cuando las ordenanzas estén organizadas por libros se facilitará su revisión. Además, este mes se va a implementar una herramienta de búsqueda en un sistema informático para ubicar de manera más ágil las normas que rigen la capital con información actualizada.
Otras ciudades del Ecuador funcionan sin código
Pocas ciudades del Ecuador cuentan con un Código Municipal, la mayoría funciona con ordenanzas individuales, que son leyes locales emitidas por los Gobiernos Municipales y sirven para establecer regulaciones específicas para los cantones.
Guayaquil, por ejemplo, las divulga en gacetas, que son publicaciones oficiales en las que se registra y socializa las ordenanzas y otras resoluciones administrativas del Cabildo. La primera gaceta oficial se publicó en diciembre de 2010, de acuerdo con el Municipio. En su página web se pueden encontrar los instrumentos normativos divididos por archivos como uso del espacio y vía pública, tránsito, salud e higiene, registro de la propiedad, entre otras.
En Cuenca funciona de forma similar que en el Puerto Principal. En el sitio oficial del Municipio están publicadas todas las ordenanzas emitidas desde antes de 1970. Las más actuales se visualizan en primer lugar como la que controla y sanciona el uso y ocupación del suelo, la que crea el diseño y regula el uso y aplicación de la marca ciudad o la que fortalece la implementación de salas de apoyo a la lactancia materna. También se incluyen reformas y resoluciones.
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