Quito: Inversión y mantenimiento urgente en la Ruta Viva para reducir siniestralidad
Ruta Viva peligrosa: inversión privada y medidas urgentes para evitar accidentes de tránsito. Conoce los detalles
En los últimos días, la Ruta Viva ha sido el escenario de varios accidentes de tránsito que han cobrado víctimas mortales, poniendo en el centro del debate la seguridad vial en esta autopista que conecta los valles con Quito. La frecuencia de estos siniestros ha alarmado a la ciudadanía y a las autoridades, quienes buscan soluciones para mitigar los riesgos en esta arteria de alta velocidad y deterioro evidente.
Siniestros de tránsito deja víctimas mortales
El más reciente accidente ocurrió la mañana del viernes 21 de febrero de 2025, a la altura del puente de San Pedro. Según información preliminar, un camión que transportaba alimento balanceado perdió el control debido a la cristalización de sus frenos, impactándose contra tres vehículos pequeños antes de quedar incrustado en un tráiler estacionado unos metros adelante. El saldo fue trágico: una persona fallecida y varios heridos.
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Este incidente se suma a otro ocurrido el pasado 3 de febrero en el escalón de Lumbisí, en Cumbayá, donde un fatal choque dejó un fallecido y tres heridos.
La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha reportado que estos accidentes son cada vez más frecuentes en la Ruta Viva, especialmente en tramos críticos como el comprendido entre los kilómetros 4 y 6. Entre el 1 de enero y el 19 de febrero de 2025 se reportaron seis siniestros, que dejaron siete personas heridas y un fallecido.
Expertos en transporte y movilidad han identificado varios factores que contribuyen a la alta siniestralidad en la Ruta Viva.
¿Medidas parche o soluciones integrales?
Mario Villagómez, especialista en Transporte y Movilidad, señala que el mal estado del pavimento es uno de los principales problemas. “La vía tiene huecos, grietas y falta de señalización adecuada. Además, el pavimento ha perdido su rugosidad, lo que disminuye la adherencia de los frenos y aumenta el riesgo de accidentes”, alerta.
Villagómez también destaca que desde su inauguración en 2014, la Ruta Viva no ha recibido un mantenimiento integral, lo que ha agravado su deterioro.
“No basta con parchar los huecos. Se necesita una reconstrucción del pavimento, pero eso implica una inversión costosa. Una solución viable sería concesionar la vía al sector privado, como ocurre con la Panamericana, la E35 o la autopista General Rumiñahui, donde el mantenimiento es óptimo”, propone.
Otro problema identificado es el paso de camiones extrapesados, para los cuales la vía no fue diseñada. “El pavimento está calculado para cierto peso por eje, y cuando un camión sobrecargado circula, el desgaste es acelerado. Si la vía estuviera concesionada, se impondrían controles de peso más estrictos”, indica Villagómez.
Actualmente, el control del pesaje es nulo, lo que favorece el tránsito de carros con sobrecarga.
Además plantea la posibilidad de establecer un peaje dinámico y estratégico como medida disuasoria. Este sistema mantendría en buen estado la vía, se colocarían radares para incentivar a los conductores a respetar los límites de velocidad y reducir el riesgo de accidentes.
Ante esta problemática, la Agencia Metropolitana de Tránsito analiza diversas estrategias para reducir la siniestralidad. Alfredo Merchán, coordinador zonal del Distrito Valles de la AMT, menciona que la pendiente desde la avenida Simón Bolívar hasta el kilómetro 4 de la Ruta Viva representa un riesgo elevado para carros pesados, ya que la cristalización de frenos ha sido una causa recurrente de accidentes.
Para contrarrestarlo, se estudia la instalación de dispositivos de reducción de velocidad y el refuerzo de controles. Una de las iniciativas en marcha es la colocación de barreras New Jersey en puntos estratégicos. Estas barreras, según expertos, deben ser flexibles para absorber impactos y evitar consecuencias más graves.
Asimismo, la AMT implementará dispositivos de control en el sector de Yanazarapata y en los kilómetros 4 y 8, para reducir la velocidad de los conductores antes de ingresar a zonas peligrosas.
Otra medida en evaluación es la implementación de ‘trampas de arena’, un sistema ya utilizado en países como Colombia. Este mecanismo consiste en un carril especial cubierto de arena en el que los vehículos sin frenos pueden ingresar para reducir su velocidad sin provocar impactos fatales. “Esta solución está pensada especialmente para camiones pesados y podría marcar una gran diferencia en la seguridad de la Ruta Viva”, añade Merchán.
Pamela Villacrés, coordinadora de Control para la Seguridad Vial de la Iniciativa Bloomberg, sostiene que el exceso de velocidad es la principal causa de siniestros de tránsito. Según sus registros, algunos conductores circulan a velocidades de hasta 165 km/h en esta zona, y esta práctica es aún más recurrente en vehículos de carga pesada.
La experta enfatiza la necesidad de un control más riguroso y constante, ya que operativos esporádicos (por ejemplo, cada dos meses) no generan un efecto disuasorio ni un cambio real en el comportamiento de los ciudadanos. También subraya la importancia de mejorar la infraestructura y la señalización, ya que la conducción a altas velocidades y en estado de embriaguez se han vuelto alarmantemente comunes.
