En Quito, zonas con informalidad en construcciones siguen vulnerables a las lluvias
Desde enero, las precipitaciones han sido seis veces mayores que en 2024
El temporal más fuerte por las lluvias en la capital todavía está por venir. El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) alertó que abril de 2025 será un mes con precipitaciones por encima del promedio.
Si bien la alerta del Inamhi se levantó para abril, desde enero la ciudad ha enfrentado niveles superiores de lluvias respecto al 2024. Entre el 1 de enero y el 18 de marzo de 2025, el promedio fue de 145 mm, lo que representó un aumento del 560 %, es decir, seis veces más que el año pasado en el mismo periodo.
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Patricia Carrillo, directora metropolitana de Gestión de Riesgos, menciona que, por ejemplo, en febrero la estación Iñaquito se ubicó en el séptimo lugar de los 51 años con más lluvias, mientras que la Izopamba ocupó el segundo lugar de los últimos 64 años. Además, solo en 12 días de marzo se superó la cantidad de precipitaciones previstas para todo el mes.
En el caso de la estación meteorológica de Bellavista, en las zonas de influencia de las parroquias Mariscal Sucre, Itchimbía y Cumbayá, superó el promedio histórico de marzo en un 159,7 % y sobrepasó el máximo histórico mensual en un 12,7 %. Por ello, el 23 de marzo, el Comité de Operaciones de Emergencia Metropolitano (COE-M) declaró el estado de emergencia preventiva en esas tres parroquias.
Carrillo detalla que el fuerte temporal generó 291 eventos climáticos, un 94 % más que en 2024. Hasta mediados de marzo se registraron 120 movimientos en masa, 78 inundaciones, 75 caídas de árboles, 13 colapsos estructurales, tres vientos fuertes y dos descargas atmosféricas.
Zonas más afectadas
Las zonas más afectadas son las administraciones Eugenio Espejo, Eloy Alfaro y Los Chillos. En la primera hubo 19 movimientos en masa, 15 inundaciones, tres colapsos estructurales y 16 caídas de árboles.
Dentro de la administración Eugenio Espejo está el barrio Atucucho, una zona alta que colinda con las laderas del Pichincha.
Desde hace 34 años Yolanda Jiménez vive en el sector. Su casa fue una de las afectadas por las intensas lluvias. Recuerda que la madrugada del 16 de febrero escuchó un fuerte estruendo y, cuando salió al patio de la pequeña vivienda, vio que el muro había cedido. De hecho, casi se destruye uno de los tres cuartos que tiene. Más de un mes después, todavía son evidentes las grietas en la pared.
Jiménez comenta que personal del Municipio llegó al lugar y colocó una berma (una especie de plataforma elevada para generar estabilidad) y plástico negro para evitar temporalmente el paso del agua y la caída de tierra.
Al tratarse de un propiedad privada, los dueños deben colocar el muro. Sollozando, la mujer dice que no tiene dinero para la obra, que le costaría entre 4.000 y 5.000 dólares. “Estamos haciendo una rifa para conseguir el dinero, pero hemos vendido pocos boletos. Pedimos a las autoridades que se pongan la mano en el corazón y nos ayuden”, pide.
Jiménez asegura que es la primera vez que ocurre algo así en su calle; pero más abajo, en otra vivienda, un muro también cedió a la fuerza del agua el año pasado.
321 barrios susceptibles
En la calle César Baquero hay un problema similar. A inicios de marzo, el muro que hace diez años levantó Oswaldo Simbaña, también cayó.
El hombre comenta que por la estrecha calle, que es de doble sentido, pasan buses que se golpeaban contra la estructura, la cual se fue desgastando. La estocada final llegó con las fuertes lluvias. La erosión poco a poco se va ‘comiendo’ la vía. Los vecinos colocaron costales y cintas para prevenir a los conductores.
Atucucho es uno de los 321 barrios de la ciudad identificados como sectores con mayor susceptibilidad a movimientos en masa e inundaciones, señala Carrillo.
La funcionaria explica que en la zona existe un nivel elevado de informalidad en las construcciones, lo que la hace más vulnerable a deslizamientos de tierra. “Se corta el talud de una manera que no es técnica, se construye en la parte de abajo y el talud queda desprotegido. Con el aumento de lluvias se satura el suelo, lo que afecta a las mismas viviendas”, advierte.
Pero Atucucho no es el único caso. Solo en las faldas de las laderas del Pichincha hay más de 198 barrios que están cerca de quebradas o que no fueron construidos técnicamente.
En el caso de barrios como La Comuna o La Gasca, que fueron afectados por dos aluviones, Carrillo menciona que se ha capacitado a sus habitantes y que mantienen una constante comunicación con ellos, más cuando las lluvias superan el límite esperado. Asimismo, cuentan con un sistema de alerta temprana y tres cámaras ubicadas estratégicamente para monitorear las quebradas. Así se busca evitar una tragedia que se repitió dos veces.
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