Regular el uso del suelo de La Mariscal, entre lo más urgente

La Mariscal ha sufrido un progresivo abandono desde hace una década y solo una rehabilitación urbana la salvaría de su destino fatal: la muerte, que está siendo impulsada por la mala gestión y la inseguridad.

10 de los 12 candidatos para la Alcaldía de Quito han hecho pública sus propuestas a través de EXPRESO. Ahora, los expertos y quienes conocen de cerca este centenario barrio dan su criterio y sus ideas.

Fernando Garcés, quien ha vivido 40 años en este sector, dice que lo emergente es la regularización del uso del suelo. Este es un mecanismo que permite planificar qué desarrollo se le va a dar a un área geográfica. “Aquí hay preciosas casas patrimoniales, que son patrimonios viviendas y que son usadas para locales de bares. Eso es no tener amor por la cultura”, dice Garcés. Su idea es que las autoridades, junto con los vecinos, organicen calle por calle y designe los espacios en donde se podrá colocar un bar, dónde habrá un café, un restaurante y dónde estarán los centros culturales. “Aquí hay casas que son del Municipio, que están abandonadas y deteriorándose. Si se les hace escuelas de danza, de teatro, de música o se habilita para un espacio cultural, los jóvenes tendrán un esparcimiento mejor que estar tomando y drogándose como ahora”, agrega.

Para el urbanista Pedro Jaramillo, lo que La Mariscal requiere es una intervención integral. “Sí es importante comenzar con la ordenanza sobre el uso del suelo, pero hay que pensar como ciudad qué utilidad se le va a dar a este barrio. ¿Será residencial? ¿Será una mezcla de residencial y zona rosa?”.

Jaramillo destaca las experiencias extranjeras, por ejemplo, en los procesos de regeneración urbana en Europa, en barrios de Berlín, Madrid y Estambul. “Fueron años de intervención, en donde los ayuntamientos o gobiernos locales compraron predios para hacer edificios residenciales y atraer población nueva, porque la clave de la regeneración es que haya crecimiento poblacional.

La Mariscal hace poco más de 10 años tenía los mejores bares y restaurantes de la ciudad. Se podía caminar en busca de diversión y ofertas culturales. En los últimos años, los mejores locales se fueron y en su lugar quedaron bares que su única oferta era “los combos”: tres cervezas por cinco dólares.

Esto conllevó una degradación del espacio público y, por consiguiente, una merma en la calidad de vida de los habitantes, muchos de los cuales se mudaron a otras zonas de la urbe.

Así llegamos al panorama actual, que es más tipo tugurio. Hay inmuebles en venta, edificios en deterioro, grafitis en las paredes, ventas ambulantes, contrabando, prostitución, trabajo infantil y venta de drogas.

La tasa de edificios sin ocupación crece cada año y las calles se ven cada vez más degradadas.

Para la mayoría de los candidatos para el gobierno de Quito, el problema de La Mariscal pasa por la falta de seguridad. Patricio Alarcón habla de crear un circuito universitario, para usar esta parte de la ciudad como un puente que conecte las universidades Católica y Central con ofertas atractivas.

Por ahora, el Municipio solo tiene en estudios el Campus Quito, que desarrolla la zona de la Floresta, alrededor de las universidades Católica, Politécnica Nacional y Salesiana. Deja de lado toda La Mariscal y crea zonas peatonales cerca de la avenida 12 de Octubre.

“La Mariscal necesita de un plan que conlleve mejorar la vida de los moradores, que ahora hay cada vez menos. ¿Qué les haría mejor a ellos: tener bares, prostíbulos y discotecas de mala muerte o restaurantes, cafés, zonas cines, teatros?”, dice Joel Noboa, planificador urbano del colectivo UIO-SOS.

Para el arquitecto e historiador Alfonso Ortiz Crespo, la nueva planificación de La Mariscal debe hacerse tomando en cuenta el patrimonio arquitectónico y su preservación. Por sus calles hay antiguos palacetes, fincas y casas con distintos estilos de arquitectura alemana, francesa y hasta árabe que fueron levantados a principios del siglo XX. “El Palacio de la Circasiana es uno de los 200 inmuebles patrimoniales que se encuentran en el barrio”, dice.

Ahora también hay dependencias estatales que fueron desocupadas en los últimos años y que los edificios están vacíos y deteriorados.

“En La Mariscal hay castillos con influencia árabe, que tristemente sirven para locales de almuerzos, de copias o bares”, se queja Jorge Wray, experto en planificación urbana. Él dice que el nuevo alcalde debe declarar la zona de especial intervención y conceder incentivos para que el sector privado se anime a abrir negocios allí.

• Plan. En el Concejo Municipal están en trámite reformas para regular el uso del suelo y para crear zonas especiales en La Mariscal y Floresta.