Quito

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Vecinos de Solanda instalaron puertas en pasajes para resguardarse de la delincuencia.Kátherin Heredia R.

Tras las rejas para protegerse del repunte de la delincuencia

Moradores de Solanda levantan ‘fortalezas metálicas’. La medida es para defenderse de la delincuencia, pero existen críticas, por ser espacio público.

La inseguridad con la que conviven los moradores del barrio Solanda, sur de Quito, los obligó a cerrar los pasajes que cruzan por sus manzanas, con puertas metálicas. La finalidad de esto no solo es ponerse a buen recaudo, sino también evitar que los delincuentes se escabullan por estos callejones o se camuflen en ellos, después de cometer sus fechorías en las vías principales.

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Así lo afirma Elsa Rocha, moradora del sector tres de este populoso barrio y quien tiene su casa en el interior de una manzana que está atravesada por cuatro pasajes. Según ella, hace más de media década la directiva tomó la decisión de cercar esta zona, pese a que los habitantes de casas aledañas se opusieron por la obstrucción de estos espacios públicos, pero dos sucesos que enfrentaron los empujaron a tomar esta medida.

Ya no somos vías de desfogue o escondite de ladrones desde que pusimos las puertas. Si las autoridades no colaboran, tenemos que hacer algo como comunidad.

Soledad Arias, moradora.

Rocha recuerda que hace seis años, el robo al domicilio de un vecino, a plena luz del día, fue el primer evento que los puso en zozobra. El segundo caso se presentó días después, cuando dos pillos se escondieron debajo de la escalinata de una casa de la zona. Según la mujer, acababan de robar en la vía principal que queda a unas cuadras y utilizaron uno de los pasajes para huir de la policía, pero finalmente fueron capturados.

“Nos estábamos convirtiendo en guarida de ladrones, en sitio de paso y fuga de estos pillos, por eso optamos por encerrarnos”.

Pero Jennifer Bedoya cuenta que aun así hay problemas, principalmente porque algunos vecinos no colaboran para mantener las puertas cerradas, y a muchos se les olvida que esos descuidos son aprovechados la “gente del mal vivir” para ingresar. “También hay gente que vive por fuera y protesta, porque dice que esto es público, pero no tenemos de otra”, sostiene. Las puertas se cierran con doble llave desde las 21:00 hasta las 07:00 del siguiente día. Después se las deja con una sola aldaba, y solo pueden entrar y salir quienes tienen llave, es decir, dueños de casa y arrendatarios, contaron los moradores.

Nos encerramos para vivir mejor, para evitar a la delincuencia aunque sea en nuestro perímetro interno, porque pasando la puerta ya nos toca arriesgarnos.

Jennifer Bedoya, moradora de Solanda.

Pero no en todas las manzanas los niveles delictivos se han reducido satisfactoriamente desde que se levantaron sus ‘murallas’. Lo afirma Aida Verdesoto, quien vive en el sector cuatro del mismo barrio y cuenta que hace un mes un presunto antisocial aprovechó que una de las puertas quedó abierta de par en par para llevarse, en cuestión de segundos, el medidor de agua de una de las viviendas.

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Este Diario consultó con la Administración Zonal Eloy Alfaro sobre la legalidad de la colocación de estos portones, y a través del departamento de comunicación se indicó que “no se han otorgado permisos para ocupar los espacios públicos con estas estructuras”. Asimismo, Carlos Játiva, coordinador técnico de inspección de la Agencia Metropolitana de Control, menciona que están al tanto de esa situación y que para actuar sobre ello deben ser notificados por dicha administración, para después ubicar al posible infractor y continuar con el trámite legal.

Solo en una manzana existen hasta cuatro puertas. Allí viven cerca de 35 familias. Se estima que entre todos invirtieron más de mil dólares para colocar estas estructuras.