Quito revive su historia con un espectáculo de luces
Este festival promociona sitios patrimoniales y turísticos. Los museos también extenderán su horario
La iglesia de San Francisco, con su solemne silencio habitual, se transformó en el epicentro de una experiencia sensorial única durante el Festival de mapping ‘Quito Luz de América’.
Lo que normalmente es una estructura de piedra sólida, se convirtió en un lienzo vibrante y efímero, desbordando los límites de la historia y la imaginación. Esta impresionante metamorfosis no solo iluminó la fachada de este emblemático edificio, sino que también marcó el inicio de una celebración en grande: la conmemoración del Primer Grito de Independencia en Ecuador, que se extiende hasta este sábado 10 de agosto.
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Largas filas en el Metro de Quito por festival en el Centro
Leer másDurante estos días, la iglesia de San Francisco dejó de ser una mera construcción para acoger la fuerza de los ritmos históricos que proyectaba. El Festival de mapping, un despliegue tecnológico que conjuga proyecciones artísticas y tecnología avanzada, transformó este monumento colonial en un lienzo donde las narraciones y emociones cobraban vida de manera asombrosa.
El evento atrajo a visitantes de todos los rincones del país, entre ellos Mónica Molina, quien viajó durante nueve horas en bus desde Cuenca con su familia para asistir a este programa. “Realmente es muy impresionante cómo a través de la tecnología se puede contar la historia de la ciudad”, manifestó la turista, visiblemente emocionada. “Valió la pena el viaje”.
La fascinación por el espectáculo se extendió a otros visitantes como Marlon Sánchez, quien llegó desde el sur de la ciudad. Se mostró especialmente atento a la notable presencia policial en el evento. Esta vigilancia, que abarcaría el perímetro del festival, le permitió disfrutar de la proyección con tranquilidad junto a su familia.
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Iglesia de Santo Domingo, otra parada
Más allá del atrio franciscano, el Festival de mapping se extendió por el Centro Histórico, desbordando los límites del evento original.
La iglesia de Santo Domingo, a pocas cuadras de distancia, se convirtió en otro de los escenarios. Al llegar, los asistentes fueron recibidos por el sonido envolvente de insectos del bosque, mientras la proyección en un intenso verde transformaba la plaza en un rincón del Chocó Andino.
Además de estos dos puntos principales, el festival iluminó otros cinco lugares destacados, entre ellos el Teatro Sucre. En su fachada se proyectaron imágenes que celebraban el patrimonio musical intangible de Ecuador, explorando desde los sonidos de la lluvia y el viento hasta el pasillo ecuatoriano, adornado con los colores amarillo, azul y rojo de la Bandera Nacional.
Un toque festivo
Los espectadores no solo fueron testigos de un despliegue visual. En la plaza Hermano Miguel, la calle Espejo, el bulevar 24 de Mayo y La Ronda, los globos gigantes en forma de peces, luna y artistas de calle añadieron un toque lúdico y festivo al ambiente.
Cada rincón del festival se convirtió en una experiencia inmersiva, que ofreció además oportunidades para disfrutar de teatro en la Plaza Grande y degustar dulces tradicionales como la espumilla y el ponche en las cafeterías circundantes.
Pero también estuvo una feria de productos y de comida que de forma ordenada se colocaron en la calle García Moreno y en la Espejo. El olor a carne en forma de pincho, el choclo asado y papitas en balde atraía a los turistas. Hubo tal orden que el olor a canelazo que antes invadían las calles ahora no se sentía, pero sí se ofrecía en los bares de La Ronda.
Reactivación del Centro
Ricardo Sánchez, presidente del Buró del Centro Histórico, destacó el impacto positivo de estos eventos en la reactivación del turismo. “El festival de las luces ha hecho que el centro se llene de alegría porque las familias vienen a disfrutar de la buena comida, del comercio y de los servicios que ofrece”, afirmó con entusiasmo.
Para asegurar al turista, la Policía activó un contingente especial durante el festival. El coronel Germán León, jefe del Distrito Manuela Sáenz, detalló el despliegue de 120 uniformados encargados de patrullar los siete puntos del evento. Los agentes realizaron controles en vehículos, a pie y en moto, además de monitorear la situación desde el centro de mando y comunicaciones móvil con cámaras de videovigilancia y drones en lugares estratégicos.
La alta afluencia de visitantes llevó a la empresa Metro de Quito a extender su horario de atención hasta las 24:00. Lo mismo hizo el sistema Trolebús, mientras que la Ecovía amplió el servicio hasta las 22:00, facilitando el desplazamiento de los asistentes en un festival que no solo celebró la historia y la cultura, sino también la vitalidad y el espíritu de la capital.
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