Un río con derechos propios que aún están sin reconocer: Machángara 

Que el río Machángara contara con derechos propios, como cualquier otro individuo, fue la idea por la que un grupo de vecinos cuyas viviendas colindan con el afluente, luchó hasta conseguir ese fallo judicial, en julio pasado. Eso significó que las personas tienen la obligación de cuidarlo y la autoridad local de darle una restauración de manera inmediata, para rescatarlo de la crítica contaminación en la que se encuentra.

“Pero eso no ha pasado”, así lo cuestiona ante EXPRESO Blanca Ríos-Touma, científica que ha estudiado al Machángara por más de 20 años y quien es parte del colectivo Mujeres por el Agua, una de las 36 asociaciones que respaldaron la iniciativa de los vecinos.

“Se estableció en el fallo judicial que el Municipio debía hacer la restauración integral, inmediata, incluso si apelaba a esta decisión, pero hasta ahora no hay nada. Tampoco se está haciendo el trabajo de control y prevención para evitar en el futuro descargas ilegales. Hay mucha negligencia en la aplicación de las herramientas que ya tiene el Municipio para controlar la contaminación”, menciona Ríos, quien además es ecóloga acuática, experta en ríos y fue la científica que realizó el análisis de las aguas del Machángara y declaró los resultados para el juicio.

El río Machángara se extienden por 30 kilómetros en el centro de Quito y en los últimos 80 años se ha convertido en un ‘botadero de basura’ y de aguas residuales. ¿El culpable? El Municipio de Quito, según la sentencia, por “el nulo control y la falta de tratamiento de las aguas negras” que desembocan en este afluente. 

Pero el cabildo se defiende. De acuerdo a lo indicado a este medio por Rosa Fonseca, directora de Regularización y Control Ambiental del Municipio de Quito, si bien la autoridad sabe cuál fue la sentencia, no le ha dado validez, porque “no ha recibido, por escrito y de manera formal, el dictamen. Y como toda sentencia, se necesita recibirla para ejecutarla”, dice la funcionaria.

No obstante, asegura Fonseca que, independientemente del fallo judicial, al que el Municipio apeló, la autoridad había aprobado un plan de descontaminación para los ríos como el Machángara, dos días antes de la sentencia y que además ha venido realizando varias acciones de limpieza bajo la ordenanza Verde-Azul, que es una estrategia para limpiar las quebradas y ríos de la capital.

“Desde inicios de este año y con la ordenanza Verde-Azul se ha intervenido 48 secciones de quebradas; 32.770 metros cuadrados de limpieza como el retiro de material vegetal, desalojo de basura y de escombros; se ha hecho la plantación de más de 1.000 árboles al borde de la quebrada y se ha realizado 2,6 kilómetros de cercado al filo de la quebrada”, enfatiza.

No obstante, los recientes estudios de Ríos-Touma sobre las aguas del Machángara, indicaron que el afluente sigue tan contaminado como el alcantarillado de París. De la muestra de un mililitro de agua que los científicos tomaron del Machángara, hallaron más de 200 colonias fecales, bacterias que se encuentran en los intestinos de los animales y de los humanos; hay tensoactivos (compuestos que se encuentra en detergentes, jabones y desengrasantes) y organismos descomponedores como hongos o bacterias tolerantes a una contaminación severa.

“El río está en un estado ecológico pésimo, ha perdido la mayoría de sus facultades ecosistémicas y entre el 80 y 90 % de su biodiversidad; por esta razón hemos perdido servicios ecosistémicos como agua limpia, procesamiento de materia orgánica y sitios de recreación. Hay que proteger su cuenca, revegetar áreas que drenan al río, eliminar los depósitos de aguas residuales e implementar infraestructura verde y azul urbana”, menciona a EXPRESO la científica.

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