La ruralidad se organiza ante la migración de la delincuencia
Habitantes de Guayllabamba y El Quinche atribuyen la inseguridad a la llegada de extranjeros. La Policía lo corrobora y se organizan para frenarlo
Los robos a personas, domicilios e incluso asesinatos son prácticas delictivas que trascienden de la zona urbana de Quito hacia la ruralidad. Así lo sienten y viven los moradores de las parroquias Guayllabamba y El Quinche, al nororiente de la capital, quienes optaron ponerle un alto a la inseguridad a través de la organización barrial.
En la primera parroquia, tras los últimos eventos que les arrebató la paz, los vecinos realizaron una marcha pacífica para solicitar apoyo a las autoridades policiales y para advertir a los delincuentes que tomarán justicia por mano propia, tras capturarlos delinquiendo.
Un hombre es baleado y víctima de sacapintas en la parroquia Guayllabamba
Leer másLos habitantes recuerdan que hace un mes, un hombre fue baleado cerca de una entidad bancaria, por dos hombres que se movilizaban en una moto. Bajo la modalidad de sacapintas, le arrebataron a la víctima 600 dólares y la dejaron mal herida.
Pero los últimos eventos que marcaron un antes y un después en la vida de estos parroquianos fue el robo de un joven, en el parque central, donde le despojaron de su mochila, ropa y zapatos, dejándolo en indefensión a las 22:00, del lunes 20 de marzo. El otro hecho fue más violento. Hace 10 días, un taxista fue asesinado con heridas de machete, tras realizar una carrera en la madrugada. Tras atacarlo y maniatarlo fue abandonado en un extremo del barrio San Ignacio. El hombre murió desangrado.
Según José Carvajal, compañero del gremio del ahora occiso, la situación que enfrentan es terrible. Los robos son frecuentes en el parque y los intentos de secuestro a los taxistas están a la orden del día.
Lo cierto para él es que la tranquilidad en que vivían se extinguió hace un año, cuando llegó una ola de migrantes a residir en este lugar.
“La situación en que vivimos es caótica. Al menos, cada 15 días escuchamos de algún robo, sea de viviendas, de personas e incluso a nuestros compañeros. Necesitamos que la Policía nos dé más resguardo, más apoyo, más rondas. Hay gente sospechosa que vive aquí y eso ha empeorado tanto el lugar. Nosotros nos organizamos y cuando nos reportan algún robo, entre todos los taxistas rodeamos el sector para impedir que huyan los pillos hasta que llegue la Policía. Estamos ayudando como comunidad, ahora necesitamos que las autoridades también hagan lo suyo”, exige.
El teniente Alfonso Camacho, jefe del circuito Guayllabamba, concuerda con que los delitos, en su mayoría, son cometidos por venezolanos y colombianos. Los más recurrentes son el robo a domicilios y personas.
En lo que va del año ya suman cuatro y tres casos respectivamente. En relación al 2022 hubo un descenso del 50 %.
“Junto a la comunidad nos estamos organizando para trabajar articuladamente. Con cada barrio hemos levantado información para los chats comunitarios, desde donde se nos pone en aviso de las novedades que se dan en los sectores. Estamos en capacitación constante para prevención de delitos y también hemos pedido a los vecinos que se apoyen en nosotros para realizar traslado de valores, cuidado de domicilios y demás servicios para los que estamos capacitados”, indica el oficial.
Seguridad y vías, exigencias para los concejales rurales
Leer másEn el caso de El Quinche, la situación no es mejor y la protesta ciudadana se orienta hacia los robos de los que son víctimas en caminos de tercer orden que los conecta entre barrios.
Dos hombres a bordo de motocicletas fueron capturados hace 15 días, tras ser identificados como los responsables de estos hechos que han tenido en pánico a los habitantes de la parroquia. La colocación de circuitos cerrados de cámaras de video permitió ubicarlos.
Pese a esto, la presencia de arranchadores en la plaza central, en horas de la noche, persiste y los habitantes piden a las autoridades más presencia policial.