Mucho sabor y experiencias cannábicas, en Cumbayá
El uso del CBD en las cocinas y barras de restaurantes de Cumbayá aumenta. Chefs y bartenders crean recetas que aprovechan sus efectos relajantes.
Hielo, un chorrito de bíter, un destilado y un trocito de naranja como decoración son la base del negroni de Quattro Venti. El coctel se convierte en un hempgroni con las gotas de CBD que le agrega Joe ‘Black’ Rodríguez, el mixólogo del gastro pub ubicado en la Francisco de Orellana y Manabí, frente al parque central de Cumbayá, en Quito.
El aroma intenso y el sabor ahumado son el resultado de la quema de un cogollo de cáñamo o cannabis no psicoactivo sobre el vaso. El coctel es parte de la oferta de estas bebidas, cervezas y platos que contienen también hojas, semillas, o gotas de alguno de los aceites de CBD que produce Hemp Ecuador Labs.
Eduardo Monge es el fundador de la empresa que se creó hace casi tres años con el objetivo de producir aceites, ungüentos, colágeno, cervezas y otros productos relacionados con la industria del cannabis.
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Desde hace aproximadamente siete meses, el equipo que incluye a los chefs Juan Carlos Flor, especialista en pizzas y Carlos Montenegro, jefe de cocina, se ha dedicado a diseñar una carta con CBD como componente opcional.
Un tour explora la industria y las delicias cannábicas en la capital
Leer másMás que un plato o una bebida, lo que Quattro Venti promociona es una experiencia. Monge afirma que el diseño arquitectónico, la decoración y la oferta gastronómica se basan en la idea de abrir un espacio místico, pero saliendo de la imagen negativa que tiene el cannabis.
Monge estudió Administración de Empresas, Marketing, Publicidad, entre otras cosas. Pero luego se especializó en endocannabinología en Inglaterra y EE.UU. Lo decidió porque su madre sufrió un accidente, hace siete años, cuando tenía 72. Estuvo hospitalizada por meses en EE.UU. y en Ecuador y ya no aguantaba el dolor, pero vio una mejoría cuando alguien le sugirió consumir CBD como alivio.
Esa inspiración lo llevó al mundo cannábico. Los mismos aceites de Hemp ahora llegaron a la cocina y a la barra. Por eso, el cliente puede decidir si desea probar una fórmula antiestrés, para la concentración y energía, una que ayude a la relajación, u otro compuesto para el sueño o contra el dolor.
Se trata de una experiencia gastronómica cuyo efecto empieza a sentirse en unos 15 minutos y se va en una hora. La experiencia se complementa con música en vivo, shows de stand up comedy y juegos de billar o futbolín.
En otros locales también se ofrecen cocteles con CBD, pero en temporadas especiales, dice Nicole Betancourt, de la cervecería pub Abysmo Cumbayá.
También en Bhumi, a una cuadra de Quattro Venti, hay bebidas que combinan el efecto relajante del CBD con la energía que inyectan la guayusa, el café y las propiedades de la kombucha, por ejemplo.
Alejandra González es boliviana y llegó hace un año al restaurante que abrió cuatro años atrás. En sus inicios, Bhumi era vegetariano, pero según la mujer, la sociedad ya está demasiado dividida por varios temas políticos, culturales y otros. La alimentación, dice, debe ser un pretexto para unir.
Por eso, el restaurante cambió y ahora incluye carne orgánica, pesca de mar abierto y pollos criados en libertad, por ejemplo. Estas proteínas se combinan con ensaladas y guarniciones que se procesan con grasas saludables como los aceites de aguacate, coco y oliva o el ghee (mantequilla clarificada que resiste altas temperaturas).
Allí, el CBD se suma a un grupo de superalimentos que son parte de un concepto de volver a usar a la comida como medicina. Esta filosofía se basa en una corriente llamada biohacking, que, según González, se enfoca en cambiar el software del cuerpo humano para que sea joven por más tiempo.
Una alimentación saludable, sin ultraprocesados, reducida en azúcar, que incluya alimentos cultivados en suelos biodinámicos (con más nutrientes y sin químicos) es uno de los pilares del biohacking y de la medicina funcional, en la que se basa.
El cáñamo y sus potenciales beneficios medicinales tienen su espacio en Bhumi porque, al igual que otras plantas y superalimentos, puede ayudar a elevar la calidad de la comida. Eso, dice González, es importante cuando se busca un equilibrio en el estilo y la calidad de vida de la gente para cuidar la salud.
El uso de cannabis crece
Desde 2019, en el país se permite vender productos con CBD, que se extrae del cannabis no psicoactivo o cáñamo.
La normativa se emitió en 2021 y señala que solo puede usarse si el contenido de THC es menor al 1 % en peso seco. Esta planta se excluye de la lista de sustancias sujetas a fiscalización.
Su uso en alimentos y bebidas se permite desde 2022. El Ministerio de Turismo creó en septiembre de 2013 la Ruta del CBD, dentro de un plan de turismo de bienestar. Incluye visitas guiadas para aprender sobre el procesamiento del cáñamo y hacer degustaciones.
Según Forbes, la industria del cannabis en Ecuador mueve cerca de $ 5 millones.
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