Los sabores de tres sitios de antaño para despedir al 2022

Despedir al año viejo y recibir al nuevo es toda una tradición en Quito. Las cábalas, rituales, quema de monigotes, farras y cenas son infalibles en esta época tan esperada. Para esto, tres de los hoteles más emblemáticos, tradicionales y antiguos de la capital lanzarán ‘la casa por la ventana’ para recibir al 2023.

Las propuestas festivas y gastronómicas son variadas, diferenciadas, pero todas mantienen la identidad quiteña como base de sus recetas y puestas en escena.

Katty Soledispa, gerente de Ventas del Alameda Hotel Mercure, en la avenida Amazonas y Roca, sector La Mariscal, cuenta que pensaron en todo. Incluso en aquellos que no disfrutan de las fiestas nocturnas y prefieren algo más relajado.

Para ellos consideraron un paquete especial de distensión, en el spa del establecimiento, donde podrán disfrutar de piscina polar, hidromasaje, turco y una sesión de masajes. El objetivo es recibir el nuevo ciclo libre de presiones, al menos musculares, dice Soledispa.

Para los farreros, en cambio, la oferta se vuelca a la noche del 31 de diciembre. La orquesta Al Mambo será la protagonista de la animación musical. Un bufé internacional engalanará el paladar de los visitantes, pero para los veganos y fitness también estará una sección especial. Todo se realizará en el salón casino, único de este estilo en la ciudad, desde las 20:00 hasta las 02:00.

Según la joven, el espacio para reservas es mínimo (10 %), ya que la acogida de la gente ha sido abrumadora. “Todo se debe a la calidez con que tratamos a los visitantes, a la calidad de lo que ofrecemos. Llevamos más de tres décadas realizando eventos de este tipo y esperamos que este 2023 podamos recuperarnos como país y regresar a la normalidad. Con esta fiesta podremos recibir el nuevo ciclo con la mejor energía”.

Antes de 2002, cuando el hotel pasó a manos de empresarios franceses, se lo conocía como Alameda Real. En su comida existe una fusión de sabores nacionales e internacionales, a manos de un chef ecuatoriano.

Hacia el centro norte de la urbe, en la esquina de las avenidas Patria y Amazonas, un gigante se asienta: Hilton Colón Hotel.

Lourdes Robalino, gerente de ventas, expone con orgullo que la insignia culinaria del establecimiento es el pavo y su receta secreta. Es un platillo que lo sirven en Navidad y también durante todo el año.

Este espacio de alojamiento fue construido en 1965 y desde entonces se ha posesionado como uno de los más prestigiosos de la ciudad. Y parte del reconocimiento adquirido se debe a los eventos por estas fechas especiales que organizan por años.

“Tendremos a la orquesta Cristales. Habrá un DJ para que anime toda la noche y, además, tendremos el servicio de guardería, para que los papitos festejen con tranquilidad. Estaremos activos hasta las 03:00”.

Según el chef de la casa, Nelson Moromenacho, en la noche de fin de año degustarán un bufé de tres tiempos, donde se variará el pavo por costillas de ternera y para destacar la culinaria de la ciudad, ofrecerán guarniciones y dulces tradicionales. “Habrá helado de paila, espumilla y galletas autóctonas. Somos un hotel donde la quiteñidad se respira viva. En los platos también incluimos productos serranos y nacionales”.

La disponibilidad para reservas todavía está al 50 % y para aquellos que buscan pernoctar en el sitio, también existen opciones.

Y, finalmente, en la avenida González Suárez e Isabela La Católica está el Hotel Quito, con 62 años de trayectoria y acogida ciudadana.

“Estamos más vivos que nunca y trabajando al cien, ni siquiera la pandemia nos detuvo”, dice Pricila Rodríguez, jefe de Ventas, quien añade que para fin de año realizarán una fiesta temática al estilo charleston, donde los asistentes deberán vestirse acorde.

Además, habrá una cena de cinco tiempos, barra libre, parqueadero, guardería y la presentación de la orquesta Royal Band.

“Cuando hablamos del hotel Quito es hablar de la capital. Desde aquí se aprecia todo su esplendor. El espacio verde, clima y la calidez de la gente. Somos toda una tradición en esta ciudad y la experiencia que viven desde este, el centro del mundo es única. Vivimos en la mente de la gente y hemos sido recomendados de generación en generación”.

La capacidad de los salones para realizar esta fiesta, donde está incluida una copa de vino espumante, uvas para mantener la cábala de los deseos y cotillones, es de 280 personas.

“Todavía están disponibles 40 cupos, pero si no quedara un espacio más, se podría acceder al restaurante adjunto que tenemos, donde también se ofrecerá una cena o sino al siguiente día habrá desayuno bufé o brunch. Tenemos para todos los gustos”, concluye Rodríguez.

Las opciones están sobre la mesa y el tiempo se acorta para optar por una. Mientras tanto, la esperanza de empezar un período renovado, positivo y productivo late más fuerte que nunca.