San Blas y La Ronda, las dos caras de la farra en el centro de Quito
Mientras la vida nocturna lucha por subsistir en uno de los icónicos barrios del centro, el otro vive su apogeo
Son las 20:00 de un viernes, y en La Ronda la música suena a todo volumen. Cada bar y restaurante del emblemático barrio del Centro Histórico está encendido, y en los exteriores, enganchadores tratan de atraer a quienes buscan un sitio para divertirse, ofreciéndoles las promociones más económicas.
Lo que no hay es gente. En algunos establecimientos hay tres o cuatros grupos de comensales. La mayoría acoge a tan solo una o dos parejas y otros están completamente vacíos.
“Tenemos meses así”, señala Diana Vega, propietaria de un local que sirve de bar y tienda a la vez. “La semana pasada no vendí ni una funda de papas”, comenta preocupada.
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Rogelio Mejía, comerciante, quien asegura que pese a las expectativas que tenían para el 2024, la reactivación de la zona no ha sido la esperada.
“El toque de queda afectó bastante la vida nocturna, y aún estamos tratando de levantar cabeza”, dice.
La seguridad, señala, también se ha convertido en un factor que ha impedido la recuperación de la afluencia masiva de visitantes que tenían.
Vega concuerda. “No hay suficientes policías, y hay muchas personas indigentes. A la gente le da miedo que le roben. Es una realidad con la que tenemos que convivir. Para que La Ronda vuelva a ser turística, tiene que haber presencia policial permanente, así la gente se siente segura”, manifiesta.
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Leer másMichel Eckles, administrador de un hotel en el sector, considera que en las propuestas de reactivación se han obviado importantes necesidades, como la del acceso a taxis seguros en el ingreso al barrio.
“Es desafortunado, pero yo solo puedo recomendarle a los huéspedes La Ronda en fiestas de Quito, cuando hay presencia masiva de gente y de policías. El resto del tiempo les tengo que decir que es peligroso y que pueden ser víctimas de asaltos porque no hay nadie en la calle y deben volver a pie”, asegura.
Curiosamente, al otro extremo de La Ronda, en la entrada al Casco Colonial, está San Blas, otro barrio emblemático que, en cambio, ha visto un auge en los últimos dos años.
Ahí, los bares y los ‘rooftops’ de hostales y hoteles de la calle Antepara se han convertido en el corazón de la vida nocturna del sector, con festejos y una programación semanal que no perdona ni los lunes.
Bandas en vivo, veladas de salsa y cumbia y los populares ‘happy hour’ de cocteles se suman a una creciente oferta, que acoge a los visitantes.
Otro atractivo es el creciente número de turistas extranjeros que aprovechan los módicos precios del hospedaje en la zona para avivar la ‘farra’.
Juan Carlos Rojas, titular del comité promejoras, señala que el desarrollo en el barrio ya llevaba al menos dos años consolidándose, pero que la unión vecinal ha sido clave para que esta se fortalezca.
“Hemos colocado nuestras propias cámaras de seguridad, creando un chat comunitario, y adquirido alarmas. La unión nos ha beneficiado”, asegura.
Pese a ello, afirma que para que otras calles del barrio San Blas también puedan sumarse al apogeo de la zona y desarrollar propuestas de negocio, sí se necesita un control de seguridad permanente, que fluctúa actualmente ahí, y un mayor apoyo desde el Cabildo.
“No hay suficiente difusión de los programas de reactivación del centro. El programa de los miércoles todos al centro es bueno en teoría, pero no lo conoce todo el mundo”, comenta. Esto, añade, es vital en esta época, cuando aún están intentando recuperarse del toque de queda del primer trimestre del año. “Pasamos de 65 % de ocupación en locales al 24 %. Está mejorando, pero se debe continuar”, señala.
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