Seis alertas de bomba en una semana alarman a la capital
Se registraron tres amenazas de explosivos en cinco horas. La ciudadanía está atemorizada frente a la ola de inseguridad
“Siento temor de salir a la calle, a diario se escuchan alertas de explosivos en la ciudad. ¿Qué está pasando con la seguridad en Quito?”. Ese es el cuestionamiento que hace María de Lourdes Guachamín frente a los hechos violentos que se registran en la capital.
Y cuando parecía que la mañana del jueves 11 de enero la calma volvía a los ciudadanos, una nueva jornada de tensión alteró la paz de los quiteños.
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Durante la mañana del jueves se paralizaron las actividades en varios puntos de la ciudad, luego de que se registraran tres alertas de bomba en un lapso de cinco horas.
Se descarta la amenaza de bomba en el Playón de La Marín, centro de Quito
Leer másLa primera alerta se dio cerca de las 08:00 en el sector del Playón de La Marín, en el centro de la ciudad. Una persona dejó una mochila en un tacho de basura. Producto de ello, las unidades de Policía se movilizaron al sector para determinar la existencia o no de un artefacto explosivo. Personal de boletería, pasajeros, ciudadanía y comerciantes fueron evacuados. Algunos no entendían lo que pasaba y murmuraban, otros con sus celulares se dedicaban a grabar frente a las advertencias de los uniformados de no hacerlo.
Frente a la estación, por el temor a una detonación, los propietarios de los locales tuvieron que cerrar sus puertas y ponerse a buen recaudo. La atención al público se suspendió por más de una hora.
Abigaíl Sarchi, propietaria de un local de computadoras, explicó que miembros de la Policía le solicitaron que cierre el local por seguridad. Su hijo, que estaba en clases virtuales, tuvo que pausarlas. “Mi hijo notificó a la profesora la emergencia que en este momento estábamos viviendo, estos minutos de espera fueron angustiantes”, relató Sarchi.
Luego de aproximadamente una hora de la intervención del personal técnico, se descartó la presencia de una bomba en el sector. Horas más tarde, cerca del mediodía, hubo dos casos más. Uno de ellos se dio en el Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín, en el centro norte de la capital. La casa de salud activó sus protocolos de seguridad para precautelar la seguridad de los pacientes y personal.
Desconocidos incendiaron un vehículo en el norte de Quito
Leer másEl Grupo de Intervención y Rescate (GIR) acudió a la unidad médica para verificar la existencia del aparato sospechoso. Afortunadamente, fue una falsa alarma.
Mientras que en el sur de Quito, una situación similar se vivió en el sector de Guajaló. Comerciantes, transeúntes y moradores del sector se encontraban preocupados. Una funda de color negro fue colocada debajo del puente, los ciudadanos alertaron a las autoridades y en cuestión de minutos se desplegó un fuerte contingente de seguridad que acordonó la zona.
Las unidades coordinaron la verificación y posterior detonación controlada del aparato explosivo. Wilson Pavón, comandante de la Zona 9, de la Policía Nacional, informó que durante la semana se detectaron seis alertas de artefactos explosivos. Mencionó que personal de inteligencia están investigando para dar con los responsables de estas amenazas. Según una investigación preliminar, estos explosivos son de fabricación artesanal “Este suceso es el común denominador de los hechos delictivos que se han venido suscitado en las últimas horas en el Distrito Metropolitano de Quito”.
De las tres amenazas de bomba reportadas en Quito este jueves, dos fueron falsas y en un caso se hizo una explosión controlada.
A esta ola de inseguridad se suma un atentado que causó destrozos en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) El Blanqueado, en el barrio El Conde.
Según el relato de los testigos, un estruendo se apoderó del silencio de la noche. Al salir a las terrazas y a la calle, se percataron que la UPC, que había sido inaugurada hace tres meses, se encontraba en llamas.
Los desconocidos llegaron al lugar con explosivos y huyeron en una motocicleta. El hecho no dejó víctimas, pero provocó daños materiales.
El jefe del circuito Quitumbe, Víctor Echeverría, explicó que los grupos delictivos tratan de amedrentar a la ciudadanía para distraerlos y realizar otras actividades delictivas.
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