El servicio de transporte público, una deuda con los moradores de Tumbaco
Los vecinos de Tumbaco señalan que los problemas con el transporte persisten, pese al incremento del pasaje
Este agosto de 2024 se cumplen dos años desde que en la parroquia de Tumbaco se incrementó la tarifa de transporte. El aumento se dio en el marco de la Ordenanza 017, en la que las operadoras debían cumplir indicadores de calidad como límites de velocidad, geolocalización de paradas, aperturas de puertas, entre otros.
Después de 24 meses, gran parte de los moradores no han evidenciado un cambio o mejora. Incluso cuando se concretó el alza hubo protestas porque los vecinos aseguraban que no se socializó la medida.
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La idea de crear un nuevo cantón en Tumbaco causa curiosidad
Leer másIsabel Grefa vive en Pifo y para llegar a su trabajo, en Collaquí (Tumbaco), gasta $ 0,70; 20 centavos más de lo que invertía. “Aunque 20 centavos no parezca mucho, si se suma de todo el mes ya representa”, dice.
Además del dinero, Grefa considera que el servicio aún es malo. “Los correteos siguen, no se respetan las paradas, el trato al pasajero es pésimo y los buses van repletos”, comenta.
Cristina Toapanta es presidenta del barrio Collaquí, a donde solo llega una cooperativa de transporte. En la mañana, al ser la primera parada, es fácil subir a la unidad, pero conforme sigue bajando “las personas hasta van colgadas”. Por ello descender del bus resulta un desafío.
La dirigente explica que desde Collaquí hasta el centro de Tumbaco se pasa por sectores como Churoloma, San Blas y La Esperanza, en donde no hay buses. “En horas pico no hay las unidades suficientes, si no hay una todo colapsa”, menciona.
Esta insatisfacción con el servicio también se evidencia en la encuesta de Quito Cómo Vamos. En Tumbaco, un 47 % de personas está poco satisfecha con el servicio, mientras que un 13 % se siente nada satisfecha.
Si se compara el nivel de satisfacción de Quito, que es alrededor del 50 % (algo satisfecho y muy satisfecho), con el de la parroquia, se evidencia que la percepción es más negativa.
Gladys Meléndez, técnica en movilidad de Tandem, organización que coordina la iniciativa, señala que el crecimiento de este valle no ha ido a la par con la dotación de servicios, especialmente el de transporte público.
La falta de buses, sumado a la congestión, que implica más demora en los tiempos de traslado, es lo que genera esa visión de insatisfacción.
Rechazo al incremento del pasaje
Cristina Toapanta
Francis Aguayza, representante del Observatorio de Movilidad, recuerda que cuando se subió el pasaje había rechazo de los moradores, al menos por dos razones. La primera es que el aumento, en ciertos casos fue hasta del 60 %, debido a que en la parroquia, dependiendo la cantidad de kilómetros que se recorre, se cobra la tarifa. Por ejemplo, de El Quinche a la estación Río Coca cuesta $ 1,20 o de El Arenal, en Tumbaco, al mismo lugar, es $ 0,50. “Hubo mucha inconformidad”, recalca.
El rechazo de los moradores también se dio por los múltiples siniestros de tránsito en los que se vieron involucradas algunas unidades.
En Tumbaco funciona un consorcio con cinco cooperativas y al estar dentro de las mismas rutas hay correteos, dice Aguayza. Otro de los problemas es el diseño de las vías en las que circulan, con tramos que suben la velocidad, frenan a raya y se producen choques y en ciertos puntos, atropellamientos.
Para Marco Veintimilla, presidente de la Tola Chica 3, los controles son prácticamente nulos y una gran preocupación son los constantes siniestros de tránsito.
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