Los silenciosos gigantes de Quito
La capital cuenta con 440 especímenes patrimoniales. Con al menos 100 y 200 años de antigüedad, están siendo intervenidos y recuperados por expertos
Romances, huelgas, protestas, tragedias nacionales y difuntos han pasado bajo sus ramas. Y ellos, los gigantes verdes, han permanecido en pie, silenciosos testigos del paso del tiempo.
200 árboles patrimoniales de Quito recibirán mantenimiento
Leer másEstos son los árboles patrimoniales de Quito, especímenes de entre uno y dos siglos de antigüedad, que hoy regresan a la palestra pública para ser intervenidos y recuperados.
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Así lo explica Ricardo Zambrano, director técnico del Jardín Botánico.
“A lo largo de varios años, se había hecho la catalogación del arbolado patrimonial, pero el proceso quedó olvidado durante aproximadamente ocho años. Tras un acercamiento con la Secretaría de Ambiente, se decidió retomarlo”, indicó.
Para ello, la entidad empezó evaluando el estado de los 440 árboles declarados como patrimoniales para determinar su estado de salud y constatar su situación estructural.
El proceso se había planificado para 2020, con un presupuesto de $ 400.000, pero el arribo de la pandemia frenó el proceso.
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Zambrano indicó que el análisis de diagnóstico, que concluyó el mes pasado, fue alentador, pues se halló que la mayoría de árboles se encontraban en buen estado. “No podemos negar que fueron olvidados por mucho tiempo, más tiempo del que se debía, porque lo ideal es intervenirlos cada cuatro años, pero no había situaciones graves”, aseguró.
Aun así, cuarenta de ellos deberán ser revisados por especialistas para determinar si no cuentan con fallas estructurales.
La fase de intervención, que inició este mes, consiste en la realización de podas para oxigenar las copas de los árboles, fertilización y mejoramiento de suelo, controles fitosanitarios para tratar plagas, la construcción de sistemas de apoyo y la colocación de letreros.
Mil árboles serán plantados en el parque Bicentenario
Leer másAdemás, se lleva a cabo una campaña masiva de difusión para que la ciudadanía los conozca y sepa su historia.
Pero ¿qué lleva a un árbol a ser declarado patrimonial? Pues debe cumplir con una serie de características, según lo indicó a EXPRESO la Secretaría de Ambiente, entre ellas ser nativo o endémico, ser raro (es decir, que no hayan muchos ejemplares de la misma especie), tener una avanzada edad, tener notables dimensiones o generar semillas.
También se toma en cuenta la relevancia histórica.
Es así que, entre los árboles declarados como patrimoniales se encuentran las secuoyas del parque La Alameda, que fueron sembrados en 1926. Estos llegaron como semillas al país de la mano de la Misión Kemmerer y fueron entregados como regalo al presidente Isidro Ayora.
La araucaria de la Plaza de la Independencia también cumple con este requisito, contando con más de cien años de antigüedad. Así mismo, los arces que ahí se ubican se rumoran haber sido los favoritos del libertador Simón Bolívar.
Pero quizás los más emblemáticos son los árboles de El Ejido, donde se concentra la mayor cantidad de especímenes patrimoniales. Ahí, cipreses, cedros, casuarinas, araucarias, palmas fénix, nogales y secuoyas son algunas de las especies que conviven y que cobijan a los transeúntes con sus enormes ramas.
Árboles enfermos y en mal estado en un Quito verde
Leer más“Intentamos generar conciencia para que no solo sea el personal especializado el que cuide a estos árboles históricos, sino que se sume también la ciudadanía y se apersone de ellos”, dijo Zambrano.
Otra característica para la declaratoria es que el árbol sea emblemático para el sitio donde se encuentra.
Este es el caso de la clusia de la avenida Real Audiencia, sembrada hace cuarenta años por Tito Jara, un residente del sector.
En 1998, el Cabildo intentó podarlo, y el barrio salió a las calles para impedirlo. Así lo recuerda Mélida Toro, vecina de la localidad.
“Un grupo de vecinos se encadenó al árbol. Fue un acontecimiento digno de contar, porque habla de la fuerza de la unión barrial. Finalmente no lo pudieron talar”, narra.
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No es el único caso, hay varios. Se ha dado en el barrio La Isla con un ciprés, y en la González Suárez con un cedro. En este último nadie se encadenó, pero hubo enérgicas quejas y misivas dirigidas al Cabildo hasta que se logró salvar.
Un permiso obligatorio para podar los árboles
Leer másY es que a la par de destacar la historia, la declaratoria patrimonial también sirve para asegurar la supervivencia del árbol, pues una vez concretada, este no puede ser talado o podado sin autorización, así sea en un predio privado.
Hacerlo implica una sanción de dos salarios básicos y la obligación de emprender acciones de reforestación.
- 440 árboles patrimoniales tiene la capital. 121 de ellos se concentran en el parque El Ejido, en la av. Patria
- Protección. Por normativa municipal, los árboles patrimoniales no pueden ser cortados, dañados, mutilados ni destruidos salvo que medie un riesgo inminente para personas o propiedades.
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