El Tejar busca recuperar sus pocas áreas verdes
Durante un año, la agrupación Wayku y los vecinos han limpiado la quebrada del sector. Los moradores piden más seguridad
Rodeada de casas de adobe, madera y cemento, la quebrada de El Tejar permanecía abandonada desde inicios del año 2000. Ni los moradores del barrio que da nombre al área natural, ni los de otros colindantes como la ciudadela Amazonas o el Balcón Quiteño se aventuraban hasta este punto del centro de la ciudad. El motivo era simple: estaba lleno de basura, y era peligroso.
Así lo explica Ana Rosa Minga, una de las vecinas de la zona. “Solo hasta la cancha de El Tejar se podía ir, y nunca solo. Ni a los niños les dejábamos jugar cerca. En la quebrada se botaba basura, y había mendigos y ladrones viviendo ahí”.
Todo eso cambió el año pasado con la agrupación Wayku, cuando, tras obtener uno de los Fondos Ambientales del Cabildo que se entregan anualmente, obtuvieron lo suficiente para regenerar el abandonado pulmón de la ciudad.
Tatiana Santander, quien lidera el proyecto, explica que la idea de rescatar este espacio surgió desde la asociación Aves y Conservación, que identificó que en la quebrada podían residir hasta 29 especies de aves, de 15 familias y 80 plantas nativas.
El barrio Jipijapa lucha contra la inseguridad
Leer más“Desde 2012, las quebradas son patrimonio natural, histórico-cultural y paisajístico, pero este sector permanecía prácticamente como un terreno baldío. Estaba abandonado y sucio, era peligroso, tanto que los primeros meses temíamos entrar solos, pero sus características naturales nos atrajeron y queríamos recuperarla”, dijo.
Lo primero que se hizo fue talleres con la comunidad para concienciar a los residentes sobre los beneficios de esta área verde y las mejoras que podría implicar a la comunidad. Pero en medio de este proceso, empezó la emergencia sanitaria por COVID-19.
“Nuestro calendario se hizo humo, porque no podíamos salir de la casa, pero continuamos los talleres por Zoom, hasta que cambió el semáforo y decidimos retomar las actividades en el lugar”, recordó.
A la primera minga asistieron más de un centenar de vecinos de los tres barrios. Desde entonces, y con intervenciones semanales, la limpieza de la quebrada fue tomando forma. Se extrajeron doce toneladas de basura, entre ellos plásticos, llantas, muebles desvalijados y escombros y materiales de construcción que habían sido botados en el lugar.
Vivir en el barrio más caro de Quito, lujo versus inseguridad
Leer más“La vegetación actuaba como un ‘barniz’, pero ni bien cortábamos la maleza y cavábamos un poco, todo era basura, daba mucha pena”, subraya.
Con ayuda de los docentes de los colegios del sector, y las dirigencias barriales, se dividieron los terrenos. Junto a la cancha se construyó y cercó un jardín de colibríes, mientras que otras cien especies nativas, entre árboles y arbustos, se sembraron por toda la quebrada.
Esta semana, Wayku entregará el proyecto ya terminado al Cabildo, pero continuará trabajando con los moradores y con la zona. “Estamos planificando rutas de avistamiento de aves con pequeños grupos de estudiantes los fines de semana, talleres de cuidado de plantas y otras actividades. La idea es que la comunidad se apropie del espacio y no deje que vuelva a ser lo que era”, agregó Santander.