Los usuarios de la Ecovía claman por un mejor servicio
Las paradas no son anunciadas por los parlantes. Los pasajeros evitan ceder los asientos a otras personas. Hay fallas en la cultura de movilidad
Con su bastón blanco, Jaime Anzules Dueñas se abre paso entre los pasajeros de la Ecovía. Cerca de la puerta, pregunta: “¿En qué parada estamos?” Varios pasajeros no saben. Por ahí alguien responde que el bus está llegando a las avenidas Seis de Diciembre y Eloy Alfaro. “Ah ya, aquí me quedo”, dice.
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Leer másAl ser una persona no vidente, la movilidad ya de por sí es complicada. Pero lo más difícil es subir a una unidad de la Ecovía y no tener ninguna información sobre la parada en la que está, cuál es la siguiente, qué ruta hará o si se desviará por algún motivo como un accidente.
La cultura de movilidad en el sistema de la Ecovía es deficiente. EXPRESO hizo un recorrido este martes 31 de octubre de 2023. En ninguno de los seis buses articulados o biarticulados hubo información por parte del conductor sobre la ruta y paradas.
Tampoco se dieron consejos sobre el viaje o se recordó a los usuarios la importancia de no agolparse en las puertas, ceder el asiento a personas vulnerables, cuidar sus pertenencias, denunciar el acoso sexual, ni se advirtió sobre el cierre de las puertas. En los trayectos, los choferes decidieron guardar silencio en sus cabinas.
Guadalupe Alomoto, de 64 años, es usuaria del transporte municipal. Cuenta que hace unas semanas atrás, la parada en la que debía bajarse estaba cerrada por las remodelaciones.
“No pude saber con antelación que la parada estaba inhabilitada porque al conductor nunca se le ocurrió prender el micrófono y dar la información. En mi condición, eso es un completo desprecio a los pasajeros”, dice la mujer, quien tiene cáncer y que usa un bastón para movilizarse. Por su condición de salud no puede caminar mucho.
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Para ONU-Hábitat, la cultura de la movilidad es la integración de las prácticas sociales, conductas individuales y colectivas, hábitos y habilidades que permiten la integración comunitaria y coexistencia entre los distintos usuarios del espacio público y del transporte.
Un ejemplo de cultura de movilidad es la que realiza el Metro de Medellín, que está a cargo de la operación del Metro de Quito. En Medellín todas las unidades reproducen grabaciones de audio con información sobre paradas, sobre la importancia de no molestar a otros pasajeros y usar audífonos para escuchar música. Incluso, los conductores dan consejos sobre la importancia del estrés, la respiración o la lectura. Hay personas, la mayoría estudiantes, que están en las estaciones con el único objetivo de ayudar a las personas con información sobre el servicio o les facilitan el uso de ascensores si es que van en sillas de ruedas.
En el modelo de cultura de movilidad del vecino país tampoco se permiten las ventas ambulantes ni la mendicidad.
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Leer másEn Quito, hasta los afiches informativos de la Ecovía han sido rayados o están despegados. Hay vehículos vandalizados. Las cabinas de los conductores están rotas y en las estaciones no hay ninguna persona que ofrezca una guía.
Jessica Maita, de 25 años, usa regularmente la Ecovía para ir de su casa, en Nayón, hasta el hospital Baca Ortiz. Su bebé nació con un problema de salud y está siguiendo un tratamiento que incluye una futura operación del corazón.
“Yo he visto cómo los hombres se hacen los dormidos cuando una sube con un bebé en brazos. Hay asientos marcados de amarillo que son para las personas con disparidad, para las mujeres embarazadas o con niños en los brazos, pero como nadie dice nada, ni el conductor, ellos también se hacen los desentendidos”.
La Empresa de Pasajeros de Quito, a cargo de la operación de la Ecovía y Trole, reconoce las fallas en la cultura de la movilidad. Concretamente, sobre la falta de información a través de los parlantes, indica que los equipos estaban dañados en algunas unidades y ahora se están recuperando para volver a presentar los mensajes.
Ya se inició una campaña interna con los conductores para que mejoren su atención. A los choferes se les entregó una hoja informativa en donde se detalla cómo debe ser su trabajo. Primero, se les pide que comiencen el recorrido con un saludo cordial y anunciando la ruta. Después deben decir las paradas. Tercero, deben dar indicaciones que motiven a las personas a comportarse de manera solidaria con el prójimo.
En las próximas semanas, el Municipio tiene previsto comenzar la operación del Metro. Se promete un sistema de movilidad moderno que transformará la capital. La “cultura Metro” es parte de los objetivos que se deben alcanzar, pues implica enseñar a la gente a usar el sistema, motivar su cuidado, fomentar un buen relacionamiento con otros pasajeros, etc.
Marcelo Espinosa, un artista ambientalista, dice que lo que más abunda en el transporte municipal es la incultura. “En horas pico se forman aglomeraciones y luego se ve a la gente empujándose y tratándose a gritos. Ojalá en el Metro no pase igual”.
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Leer más- Caos. Durante los primeros días de la operación fallida del Metro ya se vio la evasión de tarifas, aglomeraciones e insultos.
Para cualquier madre es complicado viajar en Ecovía. La gente ya no cede los asientos, aunque nos ven con niños. Los hombres se hacen los dormidos para evitar ser solidarios.
Estudié en la escuela de no videntes y sé cómo movilizarme por la urbe. Pero en el Ecovía sí toca ingeniarse o preguntar en qué parada vamos porque los conductores no hablan.
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