El Valle de Los Chillos es el nuevo epicentro migratorio
En cinco años, el índice poblacional creció en un 15 % Los residentes nuevos llegan desde el sur, centro y norte de Quito, tras mejores condiciones
A medida que los años pasan, la densidad poblacional de Quito se incrementa y la urbe se expande aceleradamente. Desde hace media década, aproximadamente, el Valle de los Chillos se ha convertido en el nuevo sitio de desfogue de aquellos que por años vivieron en el centro, sur o norte de la capital.
La autogestión barrial anula la escasa presencia municipal
Leer másSegún la Administración Zonal Los Chillos, hasta el 12 de noviembre de 2022 se contabilizaron 247.094 pobladores, entre las seis parroquias rurales que la conforman. Es decir, con relación al 2017 hubo un aumento del 15 %.
Édison Bonifaz, analista de investigación, forma parte de estas estadísticas. Hasta hace tres meses vivía en el sector de Rumipamba, norte de Quito, cerca del colegio San Gabriel. Tenía todo a la mano: entidades financieras, educativas, comerciales, gastronómicas e incluso su lugar de trabajo estaba a 30 minutos de su departamento. Pero todo cambió tras contraer matrimonio. En comunión con su pareja decidieron mudarse hacia la parroquia Conocoto. Según el joven, accedió porque tenía cuatro elementos que lo atraían: amplitud, comodidad para su esposa, clima agradable y tranquilidad.
“Mi pareja trabaja en Amaguaña, entonces está más fácil para que ella llegue. En mi caso, sí me demoro una hora hasta Pomasqui. El tráfico que se genera en la mañana y tarde es imposible, peor después de que están arreglando las calles. Pero todo vale la pena por la estabilidad laboral y familiar”.
Manuel Caiza tiene 81 años y dice ser uno de los primeros habitantes de estas llanuras rurales. Cuenta que después de la pandemia notó que la construcción de conjuntos habitacionales y la venta de terrenos se incrementaron mucho más que en años pasados.
Rumiñahui fragua ideas verdes que limitan actos vandálicos
Leer másLlegaron nuevos vecinos y el comercio se amplió mucho más en las calles principales. “Parece que Quito ya se nos quiere unir. Estamos más próximos con tanta construcción que se ve. Estamos creciendo muy rápido”, comenta.
Mientras este sector continúa poblándose, en otros lugares de la urbe capitalina, como en las avenidas América, 10 de Agosto, en el sector La Mariscal y Centro Histórico, los edificios y las casas uni y multifamiliares lucen abandonados.
Diego Ordóñez, arquitecto y urbanista, sostiene que esto se debe a que la gente ha huido de los problemas que presenta la ciudad, como la inseguridad y la movilidad deficiente, además de la necesidad de cumplir el anhelo de vivir en un mejor lugar.
Según él, estas son las motivaciones que detonan la migración local y debido a eso la ciudad empieza a quedarse vacía.
“Es preocupante porque son construcciones que cuentan con todos los servicios básicos y están al alcance de todo tipo de establecimientos. Al huir la gente a sitios donde el Cabildo no ha dotado de estos servicios, se está generando más gasto. Muchas veces piensan que en el valle se podrá hacer realidad un anhelo, pero lo que hoy es una solución, más adelante será un problema porque también se sobrepoblará y se repetirá lo que sucede en la zona urbana”.
La impasible videovigilancia no frena la inseguridad
Leer másOrdóñez analiza que a la hora de buscar un sitio donde vivir, es importante e ineludible optar por aquellos lugares de mayor concurrencia, más céntricos y con accesibilidad a servicios básicos, financieros y comerciales. Esto con la finalidad de aprovechar al máximo el tiempo, que resulta importante en el diario vivir y que muchas veces tiene en contra el tráfico que se genera en la ciudad.
“Cuando se busca un lugar, no se debe hacerlo por modas o por anhelos que podrían empeorar nuestra realidad y complicarnos más. La mayoría de veces se opta por zonas que no son compatibles con el modo de vida que llevamos, como por ejemplo nos queda a distancias enormes. El Valle de Los Chillos es una zona satélite de Quito. Tiene muchas cosas a la mano, pero la mayoría trabaja en la urbe y eso ocasiona congestionamiento en las vías y otros factores”, agrega el experto.
Las soluciones inmediatas que da el arquitecto urbanista a la ciudadanía principalmente es que piense dos veces a la hora de tomar una decisión de este tipo. Sobre las acciones municipales, recomienda regular el uso del suelo y limitar las construcciones hacia los lados y frentes de la ciudad.
“Las autoridades deben recuperar las zonas que están muertas, generar más incentivo para que se mantengan en la ciudad. No es fácil, pero hay que pensar más allá del anhelo”.