Quito

Yunguilla turismo
El senderismo a través de bosque nublado es uno de los atractivos de esta comunidad, enclavada entre el Pululahua y la reserva de Maquipucuna.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

Yunguilla, joya del turismo

La localidad obtuvo un premio internacional en Alemania por su labor ecosostenible. 

“Este premio es un reconocimiento a la decisión que tomaron nuestros abuelos hace ya tantos años de apostarle al turismo sostenible y al medio ambiente”, asegura Lizbeth Morales, coordinadora de turismo de la comunidad de Yunguilla. Este valle se ubica en el noroccidente de Quito, en la parroquia de Calacalí.

La semana pasada, el poblado dejó su nombre en la historia, recibiendo el premio internacional TO DO Award, en el marco del ITB Berlín, feria líder del sector turístico a nivel mundial.

El galardón se entregó a la labor socialmente responsable que lleva a cabo la comunidad, que, hoy por hoy, ha convertido Yunguilla en un paraíso natural donde anualmente llegan cientos de turistas nacionales y extranjeros. Los visitantes acuden a caminar por el bosque nublado, avistar aves y conocer el modelo de trabajo conjunto que desarrollan las cincuenta y cinco familias que ahí residen.

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Pero no siempre fue así. “Nosotros nos dedicábamos a la tala de árboles para hacer carbón”, cuenta Diógenes Morales, uno de los precursores del proyecto. “Cuando la ley cambió y nos dijeron que la tala era ilegal, no sabíamos qué hacer. Pero llegaron varias ONG que nos mostraron las opciones que teníamos si conservábamos la naturaleza. Al inicio no todos querían, a los 18 que empezamos, nos llamaban los 18 locos”, recuerda risueño.

De a poco, los ‘abuelos’, como hoy los llaman los jóvenes de la localidad, fueron armando una serie de proyectos de producción, entre ellos la elaboración de quesos, mermeladas, hortalizas orgánicas y más. Posteriormente, construyeron espacios de alojamiento en las viviendas de los vecinos y un restaurante comunitario que atiende, como todo en Yunguilla, solo bajo reservación.

Y es que, para llegar hasta ahí, los visitantes deben separar su alojamiento, recorrido o reserva para almorzar previamente. La idea es que la comida alcance para todos y que la comodidad prime siempre.

“Cuando la gente llega, participa en el ordeño, mira de cerca la producción, recorre alguno de nuestros dos senderos, y participa en las veladas culturales junto a la comunidad o a la familia que los acoge”, dice Morales.

El galardón, que incluye un premio de $ 8.600, les permitirá fortalecer sus propuestas y continuar abriéndose al mundo. “Queremos que vengan personas de todos los rincones a visitar nuestro bosque”, afirma.

Hospedaje

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Las viviendas de familias es una opción de hospedaje.Foto: Gustavo Guamán / Expreso
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Quienes deciden quedarse en Yunguilla pueden escoger entre tres opciones: las viviendas de familias, que cuentan con espacios privados para quienes visitan, la casa comunitaria y la zona de camping. Las noches ofrecen veladas culturales en las que los visitantes pueden degustar de pristiños, canelazos y aprender más sobre la historia y tradiciones de los 55 grupos familiares que ahí habitan.

Flora

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Yunguilla tiene una flora biodiversa única para la zona.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

Debido a su ubicación, delimitada por la reserva del Pululahua hacia los Andes y por las áreas protegidas de Maquipucuna y Pahuma hacia la región costanera, Yunguilla tiene una flora biodiversa única para la zona. En el sitio existen 75 especies de orquídea, la más llamativa de ellas, la orquídea tigre. También hay frutas endémicas como el chihualcán, que los comuneros han recuperado de la extinción.

Rutas

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El ciclismo es una de las actividades que desarrollan quienes llegan hasta la zona.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

Yunguilla cuenta con varios senderos para hacer caminatas. Estas abarcan rutas desde 1 hasta 8 horas, ya sea en los caminos precolombinos o dentro del bosque primario, siguiendo las huellas de los osos que habitan en el sector. El ciclismo y el avistamiento de aves son otras actividades que desarrollan quienes llegan hasta la zona y optan por quedarse en un solo día o durante todo un fin de semana.

El reto de mirar hacia un futuro sostenible

“No hay recetas, tenemos que construir nuestros sueños cada día, reinventarnos constantemente, y convivir con la naturaleza, la gente y todo lo que nos rodea. Tenemos que pensar en la vida con la mirada puesta en nuestro entorno, en la flora y en la fauna”, explica Germán Collaguazo, miembro de la comunidad.

Este señala que la pandemia generada por la COVID-19 en 2020 los llevó a reevaluar ciertos procesos, pues con las fronteras cerradas y el confinamiento en sitio, vieron que vivir únicamente del turismo no era viable. “Fue muy complejo, porque hasta ese momento, estábamos experimentando una gran acogida y un buen crecimiento. Después de eso tuvimos que adaptarnos y evolucionar. Una de esas opciones fue promocionarnos más desde lo local, para el quiteño, que actualmente es nuestro visitante más asiduo, junto con los franceses y los canadienses”, dice.

Otra propuesta fue empezar a replantear la producción comunitaria para que esta salga de los límites de Yunguilla hacia las parroquias cercanas y hasta la ciudad. “Normalmente, solo vendíamos el excedente, pero ahora vemos que cambiar la forma de producción es algo en lo que debemos trabajar, para que no dependamos solo de una fuente de ingresos”, señala.

Pero hacerlo no es tan simple, pues en Yunguilla las decisiones se toman de manera comunitaria, y cuando no hay acuerdos se debe llegar a consensos. “La gente cree que es más difícil, pero no ve lo bueno: cuando tomamos una decisión, todos trabajamos juntos”, afirma.

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