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Quito, sin Luz de América

Avatar del Rubén Montoya

Visto lo visto, si sus ciudadanos no se rebelan, no nos vuelvan a decir que Quito es Luz de América. No. Por ahora, ni de Ecuador lo es

Jorge Yunda es de nuevo alcalde de los quiteños. Hay que restregarse los ojos para leer eso y entender que es cierto. Yunda es el alcalde que no dijo ni pío cuando Quito fue agredida durante las salvajes protestas de octubre del 2019: al contrario, se complotó con los vándalos, como cuando no impidió que volquetas municipales bloquearan las vías. Es el de las pruebas falsas para diagnosticar el coronavirus, ruindad que por sí sola debió bastar para destituirlo. Es el padre del hijito que en sus narices hablaba en chats (que investiga la Fiscalía) sobre repartos, comisiones y autocontrataciones, como si fuera un protagonista de la serie ‘El Cartel de los Sapos’. Es el que tiene en abandono al metro, el transporte y la movilidad, o la gestión de residuos. Y a una administración paralizada por el sainete de su remoción.

¿Cuándo se hundió Quito? Sus últimos alcaldes la han tirado en un hueco sin fin. De Augusto Barrera, que ya era malo con mayúscula, se pasó a Mauricio Rodas, que fue peor. Y ahora el alcalde que llegó con el voto de 1 de cada 5 electores y la ha sumido en el caos, logra volver al puesto del que fue destituido. El problema mayor es que lo hace a partir de un recurso judicial que demuestra, por si hiciera falta otra prueba, que nuestra administración de justicia es un remedo de lo más grosero.

Su acción de protección (que es materia constitucional) presentada para volver al cargo, la hizo ante una jueza habilitada para tratar asuntos de violencia contra la mujer. Sí, tal como lo lee: una jueza especializada en eso le abrió el camino del retorno, refrendado luego por tres jueces que le han negado al Concejo de Quito lo innegable: su capacidad para destituir al alcalde.

Y ahí está, de vuelta. Y la misma ciudad que nos dio ejemplos de valor y coraje por montones (desde el grito libertario que rompió el colonialismo hasta los que echaron de Carondelet a varios presidentitos) hoy mira impávida cómo un personaje impresentable la vuelve a gobernar. Visto lo visto, si sus ciudadanos no se rebelan, no nos vuelvan a decir que Quito es Luz de América. No. Por ahora, ni de Ecuador lo es.