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CRISIS ENERGETICA MEDIANOS EMPRESARIOS
Los días de feriado, hoteles han creado promociones con descuentos de hasta el 30 % en alojamiento.GABRIEL CORNEJO/EXPRESO

La 'clave' de las medianas empresas turísticas para sobrellevar la crisis eléctrica

Algunas han reducido el costo de su oferta, otros asumen el IVA o crean espacios para recibir visitantes durante los cortes

La fuerte crisis energética y los problemas de inseguridad que enfrenta Ecuador han afectado notablemente al sector turístico del país. Los pequeños y medianos empresarios, especialmente en la hotelería y la gastronomía, han sido los más afectados. Sin embargo, en medio de la oscuridad han encontrado estrategias para sobrevivir. EXPRESO entrevistó a varios representantes de distintos hoteles y restaurantes, quienes comparten las tácticas que han implementado para mantenerse a flote en un año que ha desafiado sus límites.

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Adriana Cadena, jefa de recepción del Hotel Puerto Pacífico, ubicado en La Garzota, al norte de la ciudad, describe la situación actual como un “trabajo del día a día”. “Las ganancias no las estamos viendo, solo generamos lo necesario para cubrir las necesidades básicas de nuestros proveedores”, dice.

Su estrategia principal ha sido reducir las tarifas y promover el hotel como una opción con generador eléctrico, asegurando a los huéspedes luz y aire acondicionado en un contexto de apagones constantes. Además, el hotel ha abierto espacios de coworking para quienes necesitan un lugar con electricidad e internet estable.

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“Nos ingeniamos promociones de tarifas y paquetes, pero los resultados apenas alcanzan para subsistir. Hemos bajado nuestras tarifas a 66,50 dólares, cuando el promedio habitual es de 81,50 dólares; pero aun así es insuficiente para cubrir todos los gastos, especialmente con el costo adicional de diésel para los generadores”, reconoce.

El IVA es otra estrategia de la medianas empresas

En una situación similar se encuentra Lilia Pinargote, administradora del Hotel Élite, ubicado en el centro de Guayaquil, quien ha tenido que reducir precios, absorbiendo incluso el costo del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en algunos casos para mantener a la clientela. Pinargote sostiene que los cortes de energía desmotivan a los visitantes. “Mientras los cortes no sean tan largos, la gente se anima a entrar, pero si ven oscuridad, prefieren irse”, afirma.

Stefania Galván, administradora del Hotel Rizzo, enfrenta un reto adicional: el ruido de los generadores de las oficinas de telecomunicaciones ubicadas frente a su establecimiento, lo que impide el descanso de los huéspedes. “No se quejan tanto de la falta de luz, sino del ruido. Hemos tenido pérdidas de hasta un 60 % porque no podemos atraer a turistas con esta situación, y las estrategias ya se nos están agotando. Las habitaciones que costaban $ 30 se han reducido a $ 25, una medida que busca mantener al turista nacional”, explica.

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Por su parte, Vianny Padilla, vocera del Hotel Presidente Internacional, comparte que aunque han invertido en un generador para asegurar servicios básicos, no ha sido suficiente. Además, han implementado descuentos y ofrecen taxis seguros para movilizar a los huéspedes en una ciudad donde la inseguridad ha aumentado. “Es una crisis que golpea duro, pero debemos encontrar formas de mantenernos”.

Los restaurantes también han encontrado formas de adaptarse. Josué Delgado, dueño de The Meat House, ubicado en Urdesa central, ha modificado su estrategia enfocándose en el servicio de almuerzos en lugar de cenas, ya que carece de generador propio. “Estamos revisando los horarios de los cortes y ajustándonos. Incluso hemos comenzado a planear la venta de desayunos”, comenta Delgado, quien también ha tenido que enfrentar la pérdida de eventos y reservas debido a los apagones.

Stefania Toapanta, propietaria del restaurante Ganchos en Puerto Santa Ana, indica que aunque el área cuenta con generadores, estos no cubren toda la demanda, y los acondicionadores de aire no pueden funcionar en su totalidad. “La gente prefiere no salir por miedo a la inseguridad y la oscuridad. Aunque el generador nos ayuda, no es suficiente para ofrecer el confort que los clientes buscan”, expresa Toapanta.

La esperanzas se posan en diciembre

La esperanza para el último trimestre del año recae en el movimiento turístico de diciembre y las festividades, aunque muchos empresarios consideran que, sin soluciones a largo plazo para la crisis energética y la inseguridad, el panorama sigue siendo incierto.

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Como expresa Adriana Cadena, vocera del Hotel Puerto Pacífico, “esperamos que diciembre nos permita cerrar el año de manera más favorable, pero si la situación persiste, no sabemos hasta cuándo podremos seguir manteniendo nuestros negocios”.

Esta lucha por la supervivencia demuestra la resiliencia de los medianos y pequeños empresarios turísticos de Guayaquil, que buscan adaptarse y resistir en tiempos de crisis.

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