Rafael Correa pierde mucho más que la destitución de Diana Salazar
Análisis | El correísmo sabía que las posibilidades de conseguir los 70 votos eran pequeñas y se le cayó el gran espectáculo
El archivo del juicio político a la fiscal Diana Salazar es una brutal derrota para Rafael Correa y el correísmo. Una derrota que va mucho más allá de su destitución del cargo y las posibilidades que aquello habría abierto para la anulación del caso Sobornos que lo tiene en calidad de prófugo en Bélgica.
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Leer másEn realidad, las posibilidades para conseguir los 70 votos que se necesitan para condenar y destituir a la fiscal eran pequeñas y eso lo sabían los correístas. El juicio, entonces, ya no tenía el único objetivo de destituirla, porque esa no era una posibilidad asegurada.
Para el correísmo y su caudillo, el juicio se había convertido en una indispensable liturgia política para su eventual regreso al poder y llevaba en sus entrañas la venganza, un proyecto para aniquilar a sus rivales políticos, el lavado de cara del correísmo luego de tanta asociación que se le ha hecho con el narcotráfico y, en general, la recuperación del prestigio.
Por más adhesiones populares que se tenga, por más poder que logre acumular, siempre será necesario cierta legitimidad en la opinión pública para gobernar. El archivo que se produjo la tarde del martes 10 de septiembre tuvo un antecedente que, además, dejó muy mal parada la imagen del correísmo en este tema: la desastrosa y vergonzosa sesión de la Comisión de Fiscalización presidida por Pamela Aguirre a pocas horas de la reunión de la Asamblea donde se archivó el juicio.
Otto Vera Palacios, del PSC, afirmó que la Comisión de Fiscalización tomó decisiones extemporáneas sobre los juicios políticos contra Diana Salazar, ya que el plazo venció el 9 de septiembre. Propuso declarar la caducidad del período para actuar y archivar los juicios.
— Diario Expreso (@Expresoec) September 10, 2024
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Estos son algunos de los motivos por los cuales el archivo del juicio hace de la derrota de Rafael Correa algo definitivo para el correísmo.
1. Se cae el gran espectáculo
Los operadores del correísmo habían concebido el juicio en contra de Salazar como un inmenso espectáculo cuya idea central era instalar en la opinión pública un nuevo discurso en el que los corruptos y los mafiosos son precisamente sus adversarios políticos. En efecto, estaba previsto que se presenten a hablar el mismísimo Rafael Correa, Andersson Boscán, Guillermo Lasso, Iván Saquicela, Tanya Varela, entre otros. La idea era repetir lo que en algún momento le hicieron a Salazar en la Comisión de Fiscalización: emboscarla con la comparecencia de Ronny Aleaga, que pretendía embarrarla con unos supuestos chats entre ambos. El ponerla en un careo con gente como Aleaga o con el mismo Correa no solo que compromete las funciones de la fiscal, que lleva casos en contra de ellos, sino que abre la puerta para que se los anule.
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Leer más2. Lavado de cara
El correísmo tiene un problema grave: una inmensa parte de la población mira a ese movimiento como a la cueva de Alí Babá y sus ladrones. No es poca cosa que su máximo líder, Rafael Correa, esté prófugo de la justicia; ni que su segundo líder, Jorge Glas, esté en la cárcel. Además, hay varios exministros que fueron a prisión por su participación en escándalos como el de Odebrecht, o figuras como el excontralor Carlos Pólit (clave en el esquema cleptocrático), cuya corrupción está más que comprobada. Hasta la figura de Ronny Aleaga, hasta hace poco niño mimado por Rafael Correa, hace parte de una larga lista de personajes oscuros a la que se han sumado recientemente gente como Wilman Terán. Con una carga como esa, para Correa y los suyos era indispensable revertir la mala imagen que tienen gracias, entre otras cosas, a la obra de la fiscal Salazar.
3. Se cae el número central de la campaña
Para tener alguna esperanza de alzarse con el poder en las elecciones de 2025, Correa y sus adláteres necesitaban entrar a la campaña electoral con una ventaja comparativa frente a sus adversarios: un juicio político que haga mucha bulla, donde ellos llevarían la iniciativa para inculpar a la fiscal de todos los males posibles y quedar con la cara limpia. Sin ese espectáculo, la campaña será cuesta arriba y las posibilidades de volver al poder se alejan aún más.
4. Venganza frustrada
A juzgar por los nombres de algunos de los comparecientes que el correísmo había previsto incluir en el juicio a Salazar, es claro que la intención era vengarse de sus adversarios políticos, sobre todo de los que estuvieron en el gobierno de Guillermo Lasso. Precisamente uno de los comparecientes era Lasso y otras personas como la excomandante de la Policía Tanya Varela y otros policías que, evidentemente, iban a sostener que el expresidente ordenó el fin de la investigación sobre la mafia albanesa. El correísmo quería cobrarle la cuenta a Lasso y se quedó con los rizos hechos. Y encima, habrá fiscal Salazar por otro tiempito más. Todo mal para el correísmo, que no pudo con una adversaria que, en los papeles, era mucho más débil. Sagacidad y estrategia también les faltó a Correa y los suyos.
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