Daniel Noboa: ¿Sus decisiones están creando un antinoboísmo en Ecuador?

¿Eres anticorreísta?, le consulto a Manena Ron, quien continuamente critica a la Revolución Ciudadana (RC) en su cuenta de X (antes Twitter). Y su respuesta es inmediata: “a muerte”. El martes 25 de junio de 2024, en esa red social escribió que le asustaba que el presidente se pareciera cada día más a Rafael Correa. ¿Está surgiendo el antinoboísmo?

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Manena, venezolano-ecuatoriana de 64 años, responde que no hay antinoboísmo porque no cree que haya alguien noboísta, hasta ahora. Solo gente que sigue a Daniel Noboa porque le resulta conveniente.

Para el sociólogo David Suárez, esa polaridad correísmo-anticorreísmo se va disolviendo o matizando. Al revisar las encuestas, dice que observa que los ciudadanos que se declaran fervientes seguidores de una de esas posiciones no son mayoría.

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Suárez recuerda que Noboa se dirigió a ese gran espectro del electorado, fuera de esa dicotomía, y aseguró que no perseguiría a nadie. Aunque advierte que el Noboa presidente actúa diferente al de la campaña. Se ha vuelto a alinear con ese fantasma del antagonismo correísmo-anticorreísmo. Así, en sus apariciones públicas sugiere que los de la Revolución Ciudadana están alineados con la mafia. “Es la estrategia política de Lasso. Las fuerzas electorales buscan llenar el vacío en cuanto a planes propios, pues desde hace siete años se aplican ajustes esperados por el FMI”.

Francis Romero, de Click Research, resalta que en su última encuesta, aplicada a 760 personas de Quito y Guayaquil entre el 8 y 12 de junio, consultaron: ¿Usted votaría por un candidato de izquierda, de centro o de derecha? El 39 % eligió el centro; casi el 32 %, la derecha (que es anticorreísmo); “y casi el 30 % se alinea al correísmo”.

“La mayoría no quiere más peleas. Ha crecido la población de jóvenes que buscan pasar la página”, sostiene.

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También la socióloga María Paula Granda ha visto encuestas que evidencian que la ciudadanía está indiferente a esa polarización. Pero en las elecciones, al dirimir entre un representante del correísmo y cualquiera que se le ponga al frente, como Noboa, se ha optado por ese otro, analiza. El presidente Noboa está cruzando límites, anota. A ella, que vive en España, le ha impactado que voces que lo apoyaban, ahora rechacen sus recientes decisiones.

Pero cree que es muy pronto para hablar de antinoboísmo. “No se puede comparar a Noboa con una figura como (Rafael) Correa, que gobernó 10 años, con todo lo bueno y malo que dejó. Ahora hay quienes se asumen correístas que están recibiendo los mismos tratos que enfrentaban otras personas cuando ellos estaban en el poder, y entonces no les parecía un abuso”.

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Para la socióloga Miriam Ernest, los partidos quieren mostrar que el correísmo y el anticorreísmo están en permanente pugna. Pero el pueblo tiene una visión amplia y no lo encasilla en la izquierda y derecha. Ella opina que un movimiento de izquierda no debería tener comportamientos retrógrados frente a derechos de mujeres o dividir a movimientos sociales.

Para Ernest, esos rasgos autoritarios y misóginos de Noboa deben analizarse desde una perspectiva regional, más que mirando al pasado. Así es posible encontrar influencias de Milei y Bukele, mandatarios de Argentina y El Salvador, en un Noboa interesado en la reelección.

Para David Suárez, al ecuatoriano le es irrelevante ese antagonismo. Pero los políticos le dan vida artificial al anticorreísmo, para eludir los grandes desafíos nacionales en salud, educación, seguridad y empleo. “El anticorreísmo siempre estuvo hecho de insatisfacciones y posiciones políticas heterogéneas, nunca fue una fuerza política concreta”.

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En esa línea, el economista Jonathan Báez, profesor de la Universidad Central, dice que la derecha puede ser sonnenholznerista, topicista, villavicencista o noboísta, pues toma cualquier bandera de quien enfrente al correísmo. Y más que un antinoboísmo, ve una posición antiélites en el poder. Considera que quienes se decantaron por Noboa, fácilmente pueden cambiar de orilla. No ocurre lo mismo con los convencidos correístas, que ven en esa tendencia la posibilidad de acceder a políticas públicas y al estado de bienestar.

El comunicador y activista LGBTIQ+ Fredy Lobato se confiesa anticorreísta. Dice que en Guillermo Lasso y en Daniel Noboa vio alternativas, pero advierte que la improvisación ha sido una debilidad al enfrentar a la Revolución Ciudadana. Cree que es hora de que se aterrice el Plan Fénix, ya que parece una entelequia. Para Lobato, el antinoboísmo surge del correísmo. A sus 53 años, opina que necesita más ‘condumio’ en Noboa fuera de las redes sociales.

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