Juicio político: el vigor de la muerte cruzada, sujeto al vaivén de los votos
En cuestión de días, Lasso intensificó la posibilidad de disolver la Asamblea Nacional. Esto vaticina un juicio político exitoso, según analistas
Luego de las variopintas declaraciones sobre qué hará respecto a su enjuiciamiento político, el presidente Guillermo Lasso parece haber llegado a una conclusión: dictar la disolución de la Asamblea Nacional si se cristalizan los votos necesarios para ser censurado y destituido como primer mandatario.
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Una decisión que contrasta con los anteriores tanteos del presidente sobre el tema, pero que, según Mauricio Maldonado, jurista y docente de la Universidad San Francisco de Quito, muestra que el mandatario es propenso a reforzar este discurso “siempre que él pueda entrever que el juicio político contará con los votos necesarios”.
En ese escenario, según continúa, el presidente Guillermo Lasso se vería orillado a dictar la disolución de la Asamblea Nacional, ya que sería la única alternativa que le permitiría mantenerse en el poder, pero por unos meses más.
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Según el artículo 148 de la Constitución, una vez dictada la disolución, en máximo siete días el Consejo Nacional Electoral deberá convocar a comicios generales para elegir nuevas autoridades para este periodo.
Se sigue actuando sin una estrategia política clara. (Aun dictando la muerte cruzada) Veo complicado que el presidente Lasso pueda gobernar esos meses restantes.
Por otro lado, Oswaldo Moreno, consultor político, señala que el giro tomado respecto a la muerte cruzada respondería a un mal que, a su criterio, ha tenido el jefe de Estado desde el principio de su mandato: la falta de una clara estrategia política.
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“Aun si lo hiciera, veo complicado que (Lasso) pueda gobernar por esos cuantos meses”, sostiene Moreno, que destaca que el presidente tiene bajos niveles de aceptación y no descarta que el Gobierno vuelva a ser golpeado por un estallido social.
El presidente Lasso se decidirá a dictar la muerte cruzada en la medida en que conozca que la Asamblea Nacional tiene los votos suficientes para su censura y destitución.
A estas críticas se suma Virgilio Saquicela, presidente de la Asamblea Nacional, quien cuestiona por qué el primer mandatario no ha dictado la disolución si a criterio de Lasso habrían las causales. “¿Por qué esperar al último si no hay o hay los votos?”, ha dicho Saquicela.
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En esa misma línea, Camilo Severino, consultor político, también considera que el refuerzo de la posibilidad de dictar la muerte cruzada respondería a una amenaza latente para el mandatario. “El presidente se siente acorralado”.
El presidente se siente acorralado. Está claro que no hay un proyecto político por defender. Como todo ser viviente, el Gobierno va a luchar por su subsistencia a toda costa.
Asimismo, lee el mismo peligro que vaticina Moreno: “El Gobierno no entiende que no es la Asamblea la que va provocar la salida del presidente. Es la gran mayoría de ecuatorianos que se sienten totalmente desamparados y que esperan con ansias su salida”.
Sin embargo, al igual que en otras ocasiones en estos dos años de mandato, los analistas no descartan que la postura del presidente cambie una vez más según se vayan configurando los diálogos políticos con sus juzgadores, los asambleístas.
